NWA MI, ÁFRICA EN EL CAMINO DE SANTIAGO: ¿Cómo surgió?

Rosa Peñasco

¿Qué cómo surgió NWA MI, África en El Camino de Santiago? Realmente no lo sé. Solo puedo decir que sí conocí el momento exacto en el que unas pocas hojas querían convertirse en novela. ¿Cómo? Pues, sencillamente, cuando prácticamente dejé de ser persona para que sus protagonistas, Ana y Beth, crecieran sin parar hasta copar todo mi ser con sus líos de flechas y caminos.

Fueron ellas, con la riqueza de sus respectivas vidas, las que indiscretamente se colaron en mis sueños, en mi tiempo, en mis conversaciones, en mi imaginación, en mis –no- vacaciones y en casi todos mis pensamientos…

Pero vayamos por partes…

QUÉ NO ES NWA MI

Empecemos aclarando qué no es «NWA MI»…

«NWA MI», no es una novela más sobre El Camino de Santiago. «NWA MI», es un auténtico ejercicio de integración que conduce a la plenitud del ser. «NWA MI» es un canto a la paz, ya que no deja de repetir, una y otra vez, que en la dualidad, la fragmentación y el odio no hay destino. ¿Y por qué? Porque en un mundo terriblemente fragmentado, «NWA MI» logra unir realidades aparentemente tan dispares como África y Europa. También los caminos recorridos por su protagonista africana, llamada Beth y los de El Camino.

O la Edad Media, el presente y el futuro, el mundo material y el espiritual y las flechas de El Camino y las de Elegguá, el Orisha dueño de los caminos en la religión yoruba. Sin olvidar el afán de superación de una adolescente africana, cargada de nada y llena de todo, y el de una mujer que huyó del maltrato de un marido hasta encontrarse a sí misma.

POTENTE MENSAJE

Quizás por el constante grito de en el odio no hay destino, la prensa ha calificado a «NWA MI, África en El Camino de Santiago, con titulares muy potentes.

Entre ellos, destacan los de Agencia Efe y Europa Press: «El poderoso mensaje de Rosa Peñasco que une continentes y religiones en El Camino de Santiago».

También titulares de diarios, como el de León: «El mensaje que une pueblos y religiones».

Sin olvidar Onda Cero: «Rosa Peñasco une dos continentes y siglos de historia en una novela con realidad, actualidad y magia»

ESTILO LITERARIO

Con realismo mágico y también un gran rigor histórico (en el anexo de la novela se incluye una cronología de más de 30 páginas), “NWA MI” resalta la sororidad, valentía, honestidad, carisma, magia y resiliencia de sus protagonistas.

Porque tras escuchar el grito de ahora o nunca que la vida solo repite una vez, Ana y Beth serán todo, después de atreverse a ser nada, quizás porque, como Fénix, solo dejando de ser, se puede empezar a SER.

¿QUÉ SIGNIFICA NWA MI?

NWA MI es una frase yoruba que significa «en busca de mí». Pero también es una frase mágica, una especie de abracadabra particular que repetirá mil veces Beth para darse ánimos, mientras sortea infinidad de riesgos y peligros…

Es inevitable: para Beth, NWA MI es una frase especial porque cuando solo tenía cinco años, escuchó cómo la susurró su madre, justo en el momento en el que, por culpa de unas fiebres, dejó este mundo para ir a otras estrellas…

LA MUTILACIÓN GENITAL

Es horroroso, pero esta práctica aun se lleva a cabo en muchos lugares de África. Aunque existan leyes que prohíban la ablación, se ha demostrado que en aldeas recónditas como en la novela es la de Beth, situada en plena Meseta Yoruba, no tiene efectos la fuerza de la ley o al menos no puede romper el peso de tradiciones tan ancestrales como la mutilación genital…

En NWA MI, el terror de la mutilación genital o ablación que, de generación en generación, sufren en la zona todas las niñas por una insalvable tradición, junto a la boda obligada con un hombre viejo que ni conocía, es el detonante que hace huir a Beth de su casa.

ELEGGUÁ: EL ORISHA «DUEÑO DE LOS CAMINOS» EN LA RELIGIÓN YORUBA

Se ha demostrado que quienes emigran desde algunos puntos del sur de África, a veces tardan años en llegar a algún punto de España. ¡Y este es el caso de Beth! Simplemente, salió de su aldea siendo una niña y pisó, sin saberlo, El Camino de Santiago, siendo una adolescente… Entre un momento y otro, además de años, Beth atravesó los lugares más peligrosos de la tierra, SIEMPRE INVOCANDO A SUS DEIDADES YORUBA. En concreto a Elegguá que para los yoruba, es el «Dueño de los caminos». Además, su símbolo son las flechas, igual que junto a la vieira, las flechas amarillas también son un símbolo de El Camino de Santiago: al final, no somos tan distintos como pensamos…

Beth llevaba años arriesgando su vida por innumerables lugares peligrosos de la tierra, viviendo en campos de refugiados, atravesando sabanas, selvas y desiertos. También saltó una punzante valla de metal y cruzó un mar muy mentiroso que decía llamarse “Estrecho”, siendo demasiado ancho.

En su recorrido infernal, Beth pidió ayuda a Elegguá, el Orisha o deidad que con su símbolo de flechas, es el dueño de los caminos en la religión yoruba.

Pero también en yoruba, repitió mil veces “NWA MI”. «NWA MI» y no looking for me o en busca de mí según otros idiomas. Porque “NWA MI”, a Beth le parecía una frase mágica y más del cielo que de la tierra; sobre todo, desde que con cinco años escuchó cómo la pronunció su madre, justo cuando dejó este mundo por unas fiebres y se volvió espíritu para ir a otras estrellas…

Portada de la novela NWA MI, África en El Camino de Santiago, de Rosa Peñasco. Ilustradora: Lara Delia.

¿UNA MENA EN EL CAMINO DE SANTIAGO?

La vida de Beth ya es bastante complicada, pero a esa complicación hay que añadir un elemento más: cuando sin saberlo, pisa El Camino de Santiago, es una adolescente, pero también una Menor Extranjera No Acompañada o MENA. Las siglas MENA, en nuestro país y para muchos sectores, se identifican con situaciones problemáticas, abusivas y a veces peyorativas… Desarrollando y leyendo esta historia, se eliminan muchos prejuicios, se comprenden muchas situaciones y se comprende que no debería generalizarse, ya que cada caso es único…

Beth era una Menor Extranjera No Acompañada (MENA), cuando malherida y al borde de lo peor, pisó, sin saberlo, El Camino de Santiago. Era alrededor de media noche de un día cualquiera del mes de septiembre. No llevaba mochila ni equipaje y tampoco tenía DNI o pasaporte cuando llamó a la puerta del albergue «De oca en oca»…

Quizás porque estaba a punto de perder la consciencia y caer al suelo, Beth tampoco fue capaz de encontrar algo especial en aquel camino, de los miles que había recorrido desde que, siendo solo una niña, había huido de su aldea de la Meseta Yoruba, en el suroeste de Nigeria.

CARGADA DE NADA Y LLENA DE TODO

En el mundo jacobeo, existe la creencia de que En Camino de Santiago no comienza cuando se pisa por primera vez, y sí cuando el peregrino por fin sale de su casa. Siendo así, ¿te imaginas El Camino de Santiago que ha recorrido Beth? Sin duda, es una peregrina más auténtica que muchos que acuden con sus equipos de diseño, buscando fotos y likes o empezados en obtener un título (Compostelana), más que en recorrer El Camino en sí. Así lo muestra la sinopsis:


Cargada de nada pero llena de todo, la ya adolescente Beth por fin llegó a El Camino de Santiago, sin saber que salvaría la vida con las flechas amarillas del lugar, tal vez usadas por Elegguá y su también símbolo de flechas para conducirla hasta Ana.

Y Ana, la dueña del albergue “De oca en oca” que había dedicado su vida a una senda que conocía y amaba hasta la extenuación, dedujo que aquella mujer-niña era la peregrina más auténtica de cuantos peregrinos ha visto a lo largo de medio siglo.

Viéndose reflejada en los ojos de Beth y recordar cómo veinticinco años atrás huyó del maltrato de su marido, Ana no dudó en abrazarla como solo abrazan las madres a sus hijos cuando vuelven de una guerra…

LA PRIMERA PEREGRINA AFRICANA

Pero lo que ni en sueños pudieron imaginar aquella madre e hija, más peregrinas que la senda que las había unido para siempre, es que la energía ancestral de El Camino de Santiago también había imantado a Beth.

Porque la milenaria ruta que continuamente pisaban personas de casi todos los continentes, jamás podría ser de verdad universal sin la cultura, el ritmo, la belleza y la grandeza de África.

Por suerte Beth, la primera peregrina africana en El Camino de Santiago, enriquecerá y completará la universalidad del famoso itinerario, con sus particulares huellas de espontaneidad, carisma, integración y cosmopolitismo y siempre al grito de “NWA MI”.

Beth, la protagonista de "NWA MI", dibujada por Rosa Peñasco con trazos rojos y azules y con África en el corazón
Boceto de Beth , por Rosa Peñasco. Boceto anterior a la preciosa portada ilustrada por Lara Delia

LA INVESTIGACIÓN

Ana y Beth se propusieron crecer tanto y tan deprisa que no pararon hasta casi exprimirme como a un limón, haciéndome investigar incansablemente datos rarísimos sobre la Historia de un Camino. Pero también sobre las deidades menores u Orishas, el sincretismo religioso y otros pormenores de la religión yoruba y el peculiar sistema de adivinación Ifà.

Sin olvidar los conflictos socioeconómicos, bélicos y políticos europeos, africanos y solo nigerianos. O pormenores sobre geografía e historia africana, campos de refugiados como el camerunés de Minawao y carreras prohibidas por el Sáhara. También peripecias de Abderramán III, Sancho I El Craso, la reina Toda de Navarra, juegos de la oca, arte y construcciones románicas y góticas de El Camino. O viajes al Medievo con bulas papales, historia de un botafumeiro, templarios y otros personajes y avatares del momento. O también sincronía entre los calendarios yoruba, musulmán y gregoriano, legislación antigua y actual sobre migración, organismos internacionales, sociopolítica de Nigeria, mil efemérides y un largo etcétera, ya casi imposible de recordar. En fin: ¡una locura!

EL PROCESO CREATIVO

El proceso fue fascinante y, ¿a qué negarlo?, también agotador. Y no sé cómo lo harán otros escritores, pero equivocada o no, ese agotamiento tan especial que siempre he vivido cuando estaba enfrascada en un nuevo libro, para mí también es la clave de que una novela, ya está preparada para de verdad serlo.

Porque cuanto más importa la vida de los personajes y menos la de quien escribe sobre ellos, es cuando creo que cobra protagonismo la imaginación y logra conectar con otros mundos, realidades y estados de conciencia. ¿Cómo? Siempre tras la apoteósica salida del ombligo del escritor o escritora que logra romper los márgenes de su mente y prejuicios de su ego. Solo así podrá engranar con mil historias, investigación e infinitos detalles…

De hecho, creo que sin moverme de la silla he viajado más que nunca, durante el tiempo que he estado escribiendo «NWA MI». Sin duda, los caminos de Ana y de Beth, también han sido mis caminos…

El viaje de Beth…

BETH

A día de hoy, reconozco que ni con hipnosis sería capaz de saber de qué rincón de mi inconsciente ha podido salir un personaje como Beth. Lo siento, pero mi vida no tiene nada que ver con la niña nigeriana que huyó de una mutilación genital. Tampoco con el hecho de que logre atravesar medio mundo hasta llegar exhausta al albergue “De oca en oca”. Ni mucho menos con pisar, sin saberlo, El Camino de Santiago…

Beth sin mochila y solo con su corazón a cuestas, es decir, cargada de nada y llena de todo…

Beth siempre ha sido una incógnita para mí. Y más si recuerdo que fue  creciendo tanto que hasta llegué a pensar que sus poderosas raíces africanas, idearon el título del libro. Y digo esto porque a medida que Beth crecía, se fue desechando el antiguo y casi empalagoso “En busca de mí” que fue el título inicial del libro. Enseguida fue sustituido por “NWA MI: la bella y contundente frase yoruba que también significa en busca de mí y con su ancestral fuerza africana da título a esta novela.  

ANA

En cambio, no ocurre lo mismo con el personaje se Ana, la hospitalera de “De oca en oca”. Porque hace años, en plena Navidad y cuando solo cuatro locos recorríamos El Camino en esas particulares fechas, sí conocí a una hospitalera fantástica, a quien además dedico este libro. La especial mujer que conocí, experta en El Camino de Santiago y todo tipo de esoterismos, religiones y espiritualidad, sin duda me inspiró el carácter y el carisma de este personaje esencial. Ana es divertida, sabia, pícara, esotérica, intuitiva, generosa, hiperactiva, curiosa, lectora voraz, multitarea, a veces tajante y hasta un poco deslenguada y ordinaria y siempre con una personalidad apabullante con tal riqueza interior, que en ocasiones necesita hablar sola para desahogar lo de dentro, sacándolo fuera. Lo de después no guarda ninguna relación con la realidad.

INVENTAR UNA VIDA

Con mucho descaro e imaginación -y que la verdadera Ana me perdone-, al personaje le inventé una vida horrenda en una sierra olivarera, un marido cruel del que termina huyendo, el primer viaje de su vida con un bote de cacao y una maleta de escay marrón, un libro sobre un camino que encuentra en una estación, unos guiris que le regalan un estrafalario equipo para hacer un extraño camino que ya le ha cambiado la vida, una crisis y soledad de órdago, una familia adoptiva, un enriquecedor camino al revés, un albergue llamado “De oca en oca” que construye en un establo, una dedicación total a El Camino y una hija peregrina como Beth…

Ana, la hospitalera del imaginario albergue «De oca en oca»: ¡una mujer fascinante!

EL CAMINO DE SANTIAGO

De otro lado, también creo que escribir parte de esta novela era de alguna forma inevitable. Sobre todo, si pienso que escribo desde que tengo memoria y, precisamente escribiendo, es como siempre he logrado bucear por el alma humana, reconociendo aciertos, errores y emociones –mías y de otros-, recolocándolas y sanar hasta alcanzar un casi místico bienestar interior.

Y si a ello le uno el dato de que he recorrido El Camino de Santiago decenas de veces, en todas las estaciones del año y por diferentes caminos, no es extraño que antes o después decidiera escribir un libro sobre la peculiar senda (antes ya había escrito artículos al respecto).

EL CAMINO INTERIOR

Ahora bien: como no me gusta la masificación, pero sí el enorme disfrute del arte, la naturaleza, el deporte, las enriquecedoras personas que suelen encontrarse y el enorme mundo interior que se dibuja paso a paso, sin dejar de describir etapas, efemérides, arte, construcciones y un larguísimo etcétera, tampoco es extraño que en estas páginas, haya ido creciendo ese camino en busca de uno mismo. Sin duda y tras mil crisis personales, ese itinerario termina aclarándose y colmándonos de resiliencia, siempre que nos atrevemos a escuchar el grito de ahora o nunca que la vida solo repite una vez.

Solitario Camino interior…

INTEGRACIÓN: POR FIN ÁFRICA EN EL CAMINO

He recorrido El Camino en muchas de sus variantes y en todas las estaciones del año y con varios climas, incluidas las ciclogénesis explosivas de febrero o el frío y la nieve de la Navidad. Por eso, he podido observar que, salvo Sudáfrica -y así también lo he constatado en las estadísticas de los portales oficiales jacobeos-, apenas existen peregrinos de otros países de África Subsahariana.

Me atrevo a deducir que por el afán de universalidad e integración que, sin proponérmelo y a veces para mi desgracia, también delata siempre todo lo que escribo, la ausencia africana en una ruta que tiene fama de universal, me enfadó. Y creo que me enfadó hasta el punto de intentar enmendar el vacío esencial, creando un personaje como Beth, precisamente para buscar la verdadera universalidad de El Camino, al incluir en su senda la parte de África Subsahariana que estaba brillando por su ausencia…

Lo siento, pero hasta que El Camino no cuente con la inocencia, el ritmo, al espontaneidad, la cultura y la grandeza de -toda- África, no podrá ser una senda verdaderamente universal…

DERECHOS HUMANOS

En otro orden de cosas, solo cuando he terminado de escribir un libro es cuando me doy cuenta de que, por muy diferente que sea de los anteriores, y tanto en género como en temática, todos tienen en común la reivindicación de derechos humanos. Pero, sobre todo, tienen en común el perenne afán de ensalzar y no amputar todos los elementos que configuran el gran potencial del Ser, intentando resaltar cuerpo, mente, emoción y espíritu.

Ahora bien: también y sin ser consciente, en cada uno de mis libros he intentado integrar extremos aparentemente opuestos, quizás para romper la dañina inercia de miedo y por tanto de rechazo, a todo y a todos los que descartan lo que resulta diferente de sus ombligos. Porque así, simplemente nos situamos en un separatismo y una dualidad muy peligrosa que solo sabe crear bandos de «conmigo o contra mí», haciéndonos pequeños, mediocres, incompletos y probablemente muy infelices.

Con este inconsciente afán siempre integrador, han surgido varios de mis libros, caracterizados por mezclas de elementos que, a simple vista, pueden parecer antagónicos y casi imposibles: copla y derecho, humor y drama, madre-niña, sumisa-insumisa, siete moradas y siete chakras, testamento ológrafo en personas sin manos, ángeles y laberintos o Teresa de Jesús y budismo y un largo etc.

NO SOMOS TAN DISTINTOS

Ahora, con “NWA MI”, se unen Europa y África, en torno a Ana y Beth o dos protagonistas también aparentemente muy dispares, pero que tienen en común la verdadera esencia del Ser: sus periplos exteriores e interiores sin fin, la búsqueda de la supervivencia, la honestidad, gran personalidad, la constante superación personal y los enormes regalos que les hace la vida por haber sido valientes, atreviéndose a vaciarse del todo, para desde la más absoluta nada resurgir limpias y nuevas como Fénix.

Además y porque no somos tan diferentes como tantas veces pensamos, Ana y Beth también tienen en común El Camino y unas flechas amarillas que las unirán para siempre como una madre y una hija peregrinas. Camino y flechas que, a su vez, al menos simbólicamente pueden corresponderse con Elegguá, la deidad menor o el Orisha preferido de Beth, cuyo símbolo también son las flechas y precisamente para los yoruba, es el dueño de los caminos…

EL CONTRATIEMPO

A punto de quedarme sin vacaciones, ya bien entrado agosto de 2023, terminé de ultimar detalles sobre las fascinantes vidas de Beth y de Ana que me habían atrapado y absorbido hasta niveles inenarrables. Imprimí la novela porque tenía los ojos rojos como tomates, seguramente de dormir muy poco y además escribir y repasar en el ordenador. Después y con centenares de folios, me fui feliz a leerla a un lugar lleno de árboles para corregir en plena naturaleza las erratas. Acepté de antemano y como siempre de muy mala gana, que las más tramposas ahora también me engañarían porque, una vez más, conseguirían escabullirse y camuflarse entre el texto…

Cuando después de horas, terminé de leer la última frase de este libro, una fuerte ráfaga de viento apareció de repente, haciendo volar todas las hojas y esparciéndolas por el aire, llevándolas a correr por la hierba y hasta a jugar a alcanzar la copa de los árboles. Fui corriendo tras ellas, pero me fue imposible atraparlas porque ya habían decidido cambiar de provincia y hasta de continente, aprovechando la libertad del viento y la velocidad.

AIRES DEL SAHARA

Enfadada y muy contrariada por lo ocurrido, volví a casa con la mitad de las hojas. Sin embargo, cuando después escuché en las noticias que ese día había que tener cuidado con los torbellinos de viento, sonreí porque las fuertes ráfagas procedían del Sáhara o un lugar que marcó la vida de Beth.

Y siguiendo –y si es que esto existe-, con el realismo mágico e histórico a la vez que impulsa la esencia de estas páginas, finalmente, en una especie de guiño cósmico y cómico, deduje que gracias al potente soplo de viento africano, las fascinantes vidas de esta madre e hija, valientes y más peregrinas que El Camino de Santiago que las unió con unas flechas amarillas, querían indicarme que ya estaban preparadas para salir de mi imaginación y de mi mundo: sin duda, deseaban volar por la conciencia, las almas, las mentes y los corazones de quienes quisieran acercarse a ellas…

POR FIN VACACIONES

¡Por fin vacaciones! –pensé entonces-. Aunque no contentas con lo que habían hecho antes conmigo, exprimiéndome y abduciéndome como si fueran platillos volantes en una película de extraterrestres, Ana y Beth todavía decidieron inspirarme las poesías del final del libro, así como la extensa cronología que como apéndice hay al final. Respecto de las poesías, te diré que «Fin de la tierra» una está dedicada a Ana y «Con tatuaje de henna y con mil trenzas» es para Beth…

Por último, ¡y ahora sí!, también subí el libro a Amazon, para participar en su famoso concurso literario de este año. Después crucé los dedos, y tuve tiempo de marcharme unos días al mar, para descansar y celebrar el nacimiento de mi nuevo hijo-libro.. ¿Dónde? Precisamente en la bella y celta Fisterra que aparece mil veces entre sus líneas, para mostrar una y otra vez que el kilómetro 000 de El Camino de Santiago de su faro, nunca es un final: es un claro símbolo del volver a empezar que supone todo renacer. De hecho, así lo he expresado en otras publicaciones…

Rosa Peñasco en El Camino de Santiago de Fisterra a Muxía

Y YA JUNTAS, ANA Y BETH

Y aquí están Ana y Beth: deseando contarte con su innegable realismo mágico, esotérico e histórico, bellas historias sobre El Camino de Santiago, África, la Edad Media, la actualidad y el a veces desesperanzador futuro. También te contarán detalles de un campo de refugiados, un juego de la oca, caballeros templarios, derechos humanos, problemas migratorios, cambio climático, bellísimos lugares llamados Fisterra y Muxía. O te hablarán de los enredos de la mente, superación personal, sanación y resiliencia, y mil conclusiones acerca de la vida y de un camino que, aunque no lo parezca, con diferentes circunstancias en la espalda y en la mochila, recorren millones de personas de los –ahora sí y gracias a Beth- cinco continentes.

Después de estas hojas, espero que nos busquemos a nosotr@s mism@s, al grito de ¡NWA MI! Por si te atreves a recorrer-te, solo puedo decir desde aquí, ¡BUEN CAMINO!
Rosa Peñasco (www.rosapeñasco.com). Sígueme en Instabram: @rosa.palabrarista

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ESTEREOTIPOS «DE NOVELA»: ser o hacerse la víctima

SER VÍCTIMA O HACERSE LA VÍCTIMA EN «REBECA» Y EVA AL DESNUDO»

Con el fascinante pero complicado análisis del rol de víctima, entendiendo por rol «la función que una persona desempeña en un lugar o situación», inicio hoy el análisis de ciertos estereotipos muy interesantes que nos ayudarán a bucear por el alma humana, con ánimo de poder conocer y desgranar la esencia de los personajes de una novela.

Aunque ya dijo Heráclito que «Nunca puede conocerse el alma humana, debido a su profundidad», no me canso de decir que escribir es un ejercicio que ayuda a zambullirnos por esa realidad extensa y desconocida, con independencia de que «cada maestrillo tenga su librillo» y haya escritores que primero hayan vivido intensamente y ya hayan hecho ese buceo antes de escribir, y otros que al tiempo de dibujar letras se vayan sumergiendo, más o menos conscientemente, en las entrañas del ser.

Sea como sea, siempre debemos hacer un fascinante viaje por el alma humana si nos proponemos escribir una novela porque resulta esencial desarrollar de la manera más completa posible sus personajes…

Ser víctima

El ejercicio de analizar el rol de víctima se topa con un grave problema desde el principio, ya que la palabra «víctima» puede utilizarse en sentidos muy dispares. ¡Atención!, porque navegaremos sobre unas realidades muy sensibles que puede destapar ampollas con facilidad… Por tanto y siquiera por descarte, debo empezar aclarando que estas líneas no se refieren a, por ejemplo, las víctimas de la violencia de género, las víctimas de malos tratos, las víctimas de terrorismo o las víctimas de guerra. Tampoco a las difíciles y muchas veces variopintas pero terribles situaciones más o menos puntuales y a las personas que pudieran estar viviéndolas, precisamente ahora. Desde aquí, además de rechazar públicamente cualquier tipo de violencia, animo a todas estas víctimas, deseándoles toda la fuerza del mundo para superar la situación, transcenderla, aprender de ella, ser Ave Fénix y terminar volviéndose resilientes.

Precisamente «las víctimas» que no son objeto de estas líneas, son las definidas por la RAE como «personas o animales que sufren un daño o un perjuicio a causa de determinada acción o suceso». Además, también la RAE admite grados de daño con diferentes consecuencias que hasta pueden desembocar en la muerte, al añadir que también es víctima «la persona o animal que muere por culpa de determinada acción o suceso».

Los ejemplos son infinitos, pero reitero desde el principio que la auténtica víctima no es objeto de análisis en estas líneas…

Bulling

Hacerse la víctima

Hecha esta aclaración, es más fácil ir acercándonos a quienes sin serlo, se comportan como víctimas, con los claros ejemplos de la victimización que se observa tanto en algunos personajes de «Rebeca» como de «Eva al desnudo». Y la pregunta no se hace esperar: ¿Por qué sin serlo, algunas personas se harán las víctimas? ¡He aquí la cuestión! ¿Y cómo distinguirlas de una víctima de verdad? ¡Segunda cuestión!

La RAE ya nos proporciona alguna pista, al indicar que la expresión «hacerse la víctima» significa “quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás”. ¡Guau! ¡Primero quejarse excesivamente, es decir: dramatizar… Y, después, ¡buscar la compasión de los demás! ¿Pero por qué alguien dramatiza y busca la compasión de los demás? ¡Aquí está la clave, sin duda!

Para adentrarnos en este maremágnum, quizás debamos entender que VIVIR (de verdad, intensamente y a lo «Confieso que he vivido» como Neruda), significa experimentar muchos polos opuestos, luces y sombras, varias cartas de la baraja y, por tanto, muchas situaciones diversas. La vida es un laboratorio fascinante y, en este sentido, es necesario partir de un análisis tan honesto como lo es el hecho de reconocer que, por el simple hecho de estar vivos, todos hemos podido ser verdugos y víctimas a lo largo de la vida, ya que en algún momento de la existencia es fácil que hayamos herido a otros, igual que a todos nos han herido y hecho daño alguna vez.

Sin embargo, la primera pista para distinguir a una víctima que lo es de otra que se lo hace, es que esta última jamás reconocerá haber hecho nada mal y jamás admitirá haber herido a otros con sus acciones u omisiones porque siempre, y por sistema, los otros son los malos del mundo. Para la falsa víctima», los malos pueden ser hijos, pareja, hermanos, padres, vecinos, amigos y hasta el mismísimo sursum corda….

Y es que una falsa víctima, antes de reconocer al otro, hará lo que sea necesario para evitarlo (y todo puede llegar a ser todo) porque de entre las primeras cosas que caracterizarán a quienes no son pero se hacen las víctimas, es volcar todo cuanto ocurre en los demás. En definitiva, una falsa víctima necesita siempre de los otros porque el teatro que monta para llamar la atención y desarrollar su dramatismo, sin público no existiría jamás…

¿Y cómo consiguen un trasiego semejante? ¡Teatralizándolo todo hasta buscar la compasión a la que se refería la RAE! La compasión es sumamente importante porque, con ella, la falsa víctima obtiene el salvoconducto necesario que resulta políticamente correcto o socialmente aceptable, para no tener que guardar las formas, no tener que trabajar interiormente, no tener que reconocer sus errores, no tener que reconocer al otro y, de paso, generar el consuelo en forma de unas cuantas palmadas por el lomo, conseguir el aplauso y el cuidado del entorno, eliminar a la persona molesta que la falsa víctima muestra como dañina y, al final, manipular y llamar la atención de continuo para alimentar a un ego bulímico que necesita continuamente maná.

Tipos de falsas víctimas

Hay muchos matices, pero a groso modo existen dos tipos de falsas víctimas que debemos conocer, antes de poder desarrollar su esencia en un papel en blanco:

1) Primero a quienes un día fueron de verdad heridos pero nunca han sabido o querido trascender aquel daño y se han quedado a vivir para siempre en un ombligo de autocompasión y un eterno «pobre de mí». Antes de juzgar a nadie, debemos hacer el importante matiz de que todos hemos sido víctimas en mayor o menor grado mientras no hemos tenido consciencia de serlo. En segundo lugar y cuando por fin se han abierto los ojos, la eliminación del rol no ocurre de la noche a la mañana, ya que abandonar definitivamente las secuelas de cualquier daño sufrido, siempre lleva un tiempo…

Pero al tipo de persona a la que me refiero ahora, las secuelas «se le colaron» para siempre en su interior, quizás porque han sido incapaces de verse y reconocerse con el egocentrismo de la víctima o quizás porque les resulta «más rentable» quedarse a vivir en ese ombliguismo perpetuo con el que siempre llaman la atención y obtienen lo que desean, antes que intentar ver aspectos de su personalidad, ¡y por fin crecer!

Ni que decir tiene que estas personas son muy peligrosas porque viven día a día alimentando el daño que le hicieron para poder mantener su rol, hecho que denota irremediablemente algo escalofriante: si no trascienden el daño y hasta lo alimentan para mantener su rol a salvo, el resentimiento es su principal life motiv. Además, estas personas anulan a su entorno y callan y hasta subyugan a los demás, siempre restregando la pamplina de «como a ti no te pasó», «tú no sabes de qué hablas», «tú no has vivido lo que yo viví», y etc…

2) Sin embargo, las falsas víctimas más espeluznantes son aquellas personas que ni siquiera sufrieron un daño hace tiempo o lo acaban de sufrir, pero necesitan absorber y representar el dolor de otros como propio, para hacerse notar y obtener protagonismo erigiéndose portadores de todos los daños del mundo y conseguir sus objetivos, de entre el que muchas veces destaca, especialmente, el de llamar la atención. Son estas unas personas perennemente infantilizadas que lloran, patelean y tienen grandes berrinches, igual que muchas veces un niño consigue lo que quiere cuando en público monta una rabieta insoportable…

Tanto en uno como en otro caso, debemos cambiar el verbo ser por el verbo hacerse (y en reflexivo), logrando que este hecho ya nos dé una idea de que haciendo y no siendo, descartemos lo auténtico o lo que de verdad es (ser víctima), para hacer la apariencia con una careta o disfraz: hacer-se la víctima.

Las falsas víctimas son personajes literarios fascinantes

En una novela, las falsas víctimas siempre son personajes fascinantes porque sus rincones más oscuros a veces no son conocidos ni por ellas mismas. Además, son rincones muy difíciles de desgranar. ¿Y por qué? Pues porque en el mundo de las falsas víctimas nada es nunca lo que parece… Y repito: en el mundo de las falsas víctimas nada es nunca lo que parece… El dato, una vez más, literariamente es fascinante porque la realidad se mostrará con una apariencia opuesta a lo que de verdad esconde la esencia.

Y así y como en los casos de mobbing y bulling, aquí tampoco es fácil reconocer a la verdadera víctima porque la persona que agrede tanto por acción como por omisión, lo hace por debajo, sin dejar huellas de su asesinato de guante blanco y poniendo en un disparadero de daño psicológico a quien nunca parece ser la víctima de verdad.

Para entenderlo, solo hay que pensar en la inocente Señora Winter, de la novela y después exitosa película de Hitchcock, «Rebeca», y cómo aquella ama de llaves diligente, resolutiva, controladora, hipervigilante y tremendamente resentida, hace la vida imposible y hasta pone en un disparadero cercano al suicidio a la joven esposa recién llegada.

Por si fuera poco, la víctima auténtica que nunca parece que lo es, jamás podrá explicar, defenderse, exponer, entablar conversación y aclarar los males que sufre porque todo se desenvuelve en el terreno de lo sibilino, de la manipulación y de la ausencia de pruebas y testigos o, si acaso, frente a testigos mudos que por interés o miedo, terminan convirtiéndose en colaboradores necesarios del atropello.

En este sentido, no es difícil hacer hincapié en cómo de entre los diferentes estereotipos de este entramado que es la vida, siempre hay personas que tienen la tendencia y la habilidad de victimizarse de todo cuanto ocurre y les ocurre… ¡Atención!, porque nos encontramos ante ¡los grandes y peligrosos sufridores del mundo!

Pensemos, por ejemplo, en «Eva al desnudo» y como con su eterna dulzura, resolución, servilismo y «pobre de mí», Eva logró logró la confianza y compasión del entorno, para después, y cuando todo el mundo estuviera distraído en esa red empalagosa que antes había esparcido por doquier, ¡zas!, derribar de un plumazo a Margo, la persona que la introdujo en su mundo y nunca dejó de ayudarla, simplemente para ocupar su lugar…

Eva se encargó de desplegar encantos que embaucaron a todos: una diligencia extrema, fantástico buen hacer, resolución impecable, ofrecimiento de sus servicios para hacer favores por doquier y, en definitiva y con esta enorme diligencia, labrarse una reputación que, para siempre, le servirá para tener su salvoconducto «de confianza» y poder camuflar, también para siempre, sus verdaderas intenciones.

Y el asunto puede llegar mucho más lejos, sobre todo cuando quien causa el daño a otro no solo se muestra como víctima, sino que públicamente tiene el cinismo de reconocer amar y compadecer a la persona que sufre, pese a que haya sido precisamente ella la que ha creado este sin dios. De hecho, solo hay que observar cómo «La pobre Eva», se solidarizó públicamente con los males de Margo, pero sin admitir que había sido precisamente ella quien había hecho todo tipo de acciones por debajo: hablar con la prensa, desterrar la imagen de Margo, intentar robarle a la pareja, hacerse con sus amigos y entorno para dejarla aislada para siempre, hablar sibilinamente mal de ella dejando caer que se había vuelto loca y, como colofón, arrebatarle, por descontado por debajo o por detrás, el trabajo, sus sueños y su vida…

Escalofriante es la única palabra que se me ocurre para definir estas situaciones…

La importancia de los otros para una falsa víctima o sin escenario no hay nada

Definitivamente, una buena víctima falsa tiene una serie de ingredientes dignos de tenerse en cuenta. En primer lugar, un «bienquedismo» patológico muy arraigado porque más allá del teatro que montan sin rubor, jamás irá de frente para reconocer un error propio, una debilidad o un defecto… Las falsas víctimas nunca son responsables de nada porque así evitan reconocer sus talones de Aquiles o los aciertos de los demás…

Suelen aderezar el victimismo con su queja y lágrima fácil y darán con habilidad y manipulación la vuelta a cualquier situación, con tal de terminar mostrando lo buenos que son, lo bien que han obrado (son adictos al halago y la falsa modestia) y cuánto sufren las consecuencias generadas por otros: ¡siempre por otros! Los otros son la clave de la vida de una falsa víctima eterna y en casos tan extremos como en de Eva, se da la escalofriante paradoja de que esos otros, a veces los han ayudado desde siempre, los han escuchado a cualquier hora y les han dado cuanto tenían.

Pero en estos caos más extremos, una víctima dañina y falsa no tendrá ningún reparo en despojar a quien le ayudó siempre de los bienes que considera más preciados y secretamente envidió, también desde siempre… Son por cierto, los mismos «otros» que primero sufrirán sus tejemanejes y quienes después la misma víctima impostada no dudará en tachar con habilidad de locos, enfermos o déspotas, frente a los demás.

Casi todo vale porque un buen rol de víctima es, precisamente, eso: en el mejor de los casos no ver más allá de su enorme ego y, en el peor, de su maquiavélica psicopatía, dando lugar a que en su horrible sufrimiento, siempre «el otro» sea el culpable porque «el otro» es el que daña, siempre «el otro» es el el malo y el responsable de todo cuanto les ocurre…

Para entenderlo mejor, basta con observar que una víctima, a lo largo de su vida «jamás hace nada» ni es responsable de nada: casualmente, siempre es el mundo entero «el que daña». ¿Y por qué? Porque una víctima es incapaz de reconocer nada debido a su bienquedismo patológico, necesario para sostener los débiles cimientos de una existencia sin autoestima: ¡y ahí la gran clave!.

Pero, ¡cuidado!, porque hay más elementos…

Es fácil ver que las falsas víctimas se comportarán así en todos los ámbitos (y este es un dato muy interesante y digno de analizar): siempre son las personas inocentes que sufren las malas acciones de la nefasta pareja que les ha tocado en suerte, de unas circunstancias terribles que solo les afectaron a ellas, de los hijos desconsiderados que también les hablan y siempre tratan mal, de los insensibles amigos que les hacen daño y de los malvados hermanos y familiares que siempre les hacen llorar…

De la maquiavélica manipulación a la rabieta infantil

Hay muchos grados y formas, pero como excelentes manipuladoras, las falsas víctimas pueden ser tan sutiles y dulces como la falsa Eva, en Eva al desnudo, o como el niño y la niña histriónica que patalea y monta rabietas y ataques de histeria hasta conseguir así sus juguetes…

En este sentido, no deja de resultar curioso observar a personas muy adultas que aun parecen estar buscando la eterna aprobación de un papá y una mamá. Lo digo porque muchas veces patalean, lloran, tienen ataques de histeria y hacen lo que tengan que hacer sin ningún tipo de rubor, con tal de no dar su brazo a torcer, reconocer su responsabilidad y errores, reconocer el dolor del otro y, en definitiva, afrontar su responsabilidad personal en la vida sin volcar todo en los demás.

No sé si son conscientes o no, pero casi ante cualquier cosa que les ocurre montan este u otro tipo de teatros: a veces acompañados de escenarios tan elaborados como el de «Eva al desnudo», y en otras ocasiones con menos elaboración pero siempre con grandes llamadas de atención que les ayuda a conseguir aprobación, razón, afinidades, adhesiones u objetivos.

Por último, no es extraño que la misma persona reúna ambas vertientes: llore y monte un gran teatro para desarrollar su drama de cara a la galería, al tiempo que manipule, oculte y tergiverse cuanto existe a su alrededor…

Como ejemplo, destacan los ataques de un llanto tan escandaloso que, su entorno, impactado por el dolor y sin apenas poder pensar ni reflexionar, cae fácilmente en la trampa de su «pobre de mí», compadeciendo a la falsa víctima, empatizando y dándole la razón como sea, quedando así atrapado en esas redes de escarnio y culpabilización «al otro» (quien, de otro lado, no hace más que sufrir en silencio y sin llorar ni montar el show), desamparando así a la verdadera víctima de la situación para adhiriéndose a quien emana lágrimas de cocodrilo.

Otro dato curioso es que, a veces directa y otras sibilinamente, estas personas, las de las rabietas, suelen retransmitir su vida y su intimidad a terceros (y de paso la de aquellos con quienes tengan lazos) con la misma incontinencia de quien retransmite un partido de fútbol: en tiempo real y con todo tipo de detalles, énfasis y aspavientos. Por el contrario y una vez más, «los otros» callan y guardan la intimidad como el tesoro que realmente es.

Pero a la falsa víctima solo le importa el show y con una falta de amor y empatía casi escandalosa, no miden si aquellos a quienes tienen la necesidad de volcarles sus males y quejas para conseguir su aprobación a cualquier precio, están enfermos, son vulnerables por alguna razón, están ocupados, cansados, trabajando o no es el momento de que aguanten sus pamplinas: las falsas víctimas solo piensan en su propio escenario para evadirse, culpando a los demás de todo y siempre salir del paso como sea.

Por el contrario, las verdaderas víctimas de la víctima falsa, además de callar para preservar la intimidad, por amor y consideración hacia las personas vulnerables o con problemas, jamás les volcarán el dolor, la preocupación o el daño que están sufriendo, logrando así que su falsa entereza y su silencio por consideración, pueda ser interpretada frente al histrionismo de la teatrera víctima, como despotismo, frialdad y hasta maldad de haber causado el daño. Sin embargo, lo que tristemente esconde el fondo de la situación es que, muy en contra de lo que afirman, estas personas no tienen interés en arreglar nada en privado porque eso supondría escuchar una voz distinta de la suya, además de mirar dentro, escuchar a otros, reconocer errores propios y/o ajenos y trabajar aspectos cómodos e incómodos de la personalidad sin la golosina de tener público.

Dejar los asuntos en la intimidad les hace perder protagonismo

Lo irónico es que con una conversación íntima se podrían haber solucionado todos los malentendidos y problemas, pero la víctima falsa, aunque fingirá querer hablar y solucionarlo todo de cara a la galería, no hará nada de esto porque sin escenario no consigue su propósito.

Y es que dejar sus asuntos en los márgenes de la intimidad les supondría perder protagonismo y al perder el protagonismo se sienten insignificantes, desvalidos y solos, ignorando que precisamente la plenitud llega desde el interior y no con el jaleo y la aprobación de los demás… Por tanto y aunque se le ruegue una y otra vez, es difícil que una persona que se victimiza se avenga a mantener una conversación privada en la que nunca tendrían protagonismo que buscan siempre. Sin embargo, mucho más difícil es que se avengan a tener una conversación realmente honesta, ya que podrían quedar expuestos los errores que su bienquedismo no le permite aceptar.

Y, además de por la pérdida de protagonismo, todo se desenvuelve de este modo por varias cuestiones: Primero porque su cobardía les impide enfrentar su propia vida, hecho que da lugar a que sean expertos en navegar «por debajo» para terminar cargando su marrón a todos. Segundo porque al carecer de autoestima son, irremediablemente, egocéntricos que necesitan arrastrar a todo el mundo a su ombligo quejumbroso, con su eterno «pobre de mí». Así es como mantienen la atención continuamente. Así es como su niño-a interior que no quiere madurar, sigue obteniendo juguetes, halagos y atención. Y así es como utilizan -y no sé si sabiéndolo o no- a las personas como si fueran cromos de un álbum que coleccionan hasta completar, aunque sea a costa de dejar por el camino personas que como en el caso de Margo a Eva, hicieron todo por ellas.

¡Cuidado! ¡Las falsas víctimas son muy dañinas!

No es difícil deducir que las víctimas son muy dañinas porque dañinas son todas las personas que no se permiten reconocer sus errores ni pedir perdón reconociendo el daño causado a otros. Pero además son dañinas porque su cobardía vital les lleva a incitar a todo el mundo a que se posicione a su favor a cualquier precio y a que, de paso, le solucione sus problemas.

Y así, a las personas que casi irremediablemente caen en esta red, batallar por los problemas que no son suyos le puede suponer una cadena de despropósitos, aunque para abrir los ojos y descubrirlo para no volverlo a repetir, quizás sea necesario caer varias veces en las redes de las manipuladoras Rebeca y Eva…

Es importante cuidarse de una persona inmadura que nunca ha querido abandonar su rol de víctima y pensar que -conscientemente o no- podemos estar siendo utilizados-as por ella. Si así fuera, también podremos estar haciendo auténtico daño a personas inocentes que son el blanco de sus artimañas. Entre otras cosas porque victimizándose al precio que sea y caiga quien caiga, con miles de tejemanejes sibilinos o con histriónicas pataletas y llantinas es como siempre desvían la atención para conseguir sus objetivos…

Sin lugar a dudas, el personaje de la falsa víctima perpetua es fascinante en una novela porque, como dije casi al principio, aparenta dulzura o resignación ante el daño que le cae de otros, pero siempre se trata de una tapadera que camufla el maquiavelismo más o menos sutil que esconde.

Todo es cuestión de grados y en los más extremos y sin ningún tipo de ética ni reparos pero llorando, gritando o mostrando dulcemente su eterno «pobre de mí», el insaciable ego de una víctima jamás dudará en deshacer grupos y familias, machacar la mano de quien le dio de comer, hundir al amigo o al hermano que siempre le ayudó y sostuvo en momentos difíciles, cargarse la reputación del otro y llamar la atención de todos a cualquier precio, hasta lograr hacerse con todo el escenario como en el caso «Eva al desnudo».

Y la paradoja que se puso de manifiesto desde el principio, ahora se hace más que patente: mientras tanto, la auténtica víctima no parece que lo es porque como la Señora Winter, calla sin implicar ni extorsionar a los demás pese a estar siendo agredida por Rebeca de mil maneras: con indiferencia cruel, vaivenes, acciones, comentarios y críticas y hasta límites que pueden llevarla a rozar el peor de los extremos.

Y este dato, como en los casos de mobbing y el terrible bulling, es más que interesante: cuando la verdadera persona agredida traspasa los límites de lo soportable y termina suicidándose, quien de verdad la agredió camuflada tras el disfraz de víctima no dudará en afirmar con mayor o menor sutileza: «¡Os lo dije! ¿Veis como estaba enfermo-a o coco-a?»

Y es así como sin querer, los que se dejan llevar por esta apariencia falsa, también terminan siendo verdugos al igual que en los casos de mobing y bulling.

Como conclusión, solo me queda decir ¡cuidado! Porque conscientes o no, las falsas víctimas arrasan con todo, aunque no les interese enfrentar, trabajar, hablar, exponer, razonar, reconocer y darse cuenta de nada…

Mi madre-niña

Hace unos años creé el Proyecto Alzhéimer solidario… Fue justo cuando murió «Mi madre-niña» y también escribí el libro «Mi madre-niña: un viaje al corazón, desde el corazón del alzhéimer…

Ahora puedes adquirir el libro el libro en varias plataformas y disfrutar de este viaje al corazón que me inspiró Rosita, mi preciosa Madre-niña:

Pero ya aviso: jamás escribiré un libro como este, en el que, por razones obvias, el corazón me sale a borbotones por cada tecla del ordenador…

En aquel momento y por eso de tener el alma a flor de piel, también creé material multimedia para promocionar el libro y el proyecto. Un ejemplo es este video, titulado «Volver al corazón desde el corazón del alzhéimer»:

Además y por si quisieras investigar algunas cosas sobre aquel proyecto, solo tienes que acercarte al blog «Alzhéimer solidario».

FELIZ ERA DE ACUARIO

La Era de Acuario ha llegado para quedarse. Grandes conjunciones planetarias han tenido lugar, justo en el solsticio de invierno de este particular año 2020. Es tiempo de rescatar el Humanismo perdido. Es tiempo de volver al corazón. Es tiempo de hermanarnos. Es tiempo de encender la luz que todos llevamos dentro. ¡Feliz Era de Acuario!

Este video es mi homenaje a una Era de Luz. Disfrútalo:

Pasarlo teta dando el do de pecho

Con mi gran sentido del thumor

Escribo desde que tengo memoria y un día inventé el vocablo «Palabrarista«, intentando describir la pasión por hacer malabares con las palabras

Ahora sé que esta especie de «ludopatía gramatical» marcó mi particular viaje por el difícil camino del cáncer.

Porque cuando hace cuatro años el oncólogo pronunció el vocablo maldito, el instinto me llevó a borrar de mi vocabulario la estresante palabra “lucha” que, ipso facto, parecía querer conducirme a una guerra en contra de un gran enemigo invisible. También borré el adjetivo «valiente» tan automáticamente asociado al cáncer porque siempre me he negado a que se etiquete a las personas como a un producto de supermercado, impidiéndoles SER, pero pareciendo que son. Y con o sin cáncer, no creo que sea valiente quien pasa por aquí de puntillas y sí quien se empapa de vida en toda su magnitud.

Tras sacudirme la estupefacción inicial, viví el cáncer con la necesaria intención de aprender cómo funciona el cuerpo, pero también quise conocerme por dentro para poder trascender un miedo insolente, obsesionado en paralizarme. Sólo haciéndome consciente pude comenzar a sanar mi cuerpo y mis emociones, eliminando malos hábitos y también rencores y dolores enquistados, después de atreverme a enfrentar aquel daño que dibujaron mis células.

El asunto de morir voy a dejarlo para el final

Tras esta salida de mi ALMA-rio, reconozco que no sé si ya tengo en el bolsillo mi billete de vuelta, pero como el asunto de morir voy a dejarlo para el final sigo disfrutando con mi gran sentido del thumor, para gritar ese día, desaliñada y exhausta, ¡vaya viajecito!

Además de hacerme escribir poesías místicas como una loca (Teresa de Jesús ha sido mi musa), creo que el cáncer también me ha vuelto radical porque ahora huyo de personas tóxicas como arma que carga el diablo.

In Teresa (Editorial Círculo Rojo): «Siete moradas, siete chacras y energía kundalini en teresa de Jesús»

Lo siento, pero ya no entro por el aro…

Porque me he vuelto intolerante al cotilleo y a las mentiras; a los enredos, la miseria de las envidias, las comparaciones y la competitividad; a las faltas de respeto y a la endogamia de los clanes que aniquilan al diferente y retroalimentan sus sombras transmitiéndoselas a las generaciones siguientes (¡y eso sí que es una metástasis!).

Y no todo ha sido del color de mi nombre. Pasé mi gran crisis y noche oscura del alma. Viajé para acallar ruidos buscando fuera lo que siempre estuvo dentro. Me enfrenté a la tremenda idea de mi propia muerte (un ejercicio devora-egos altamente recomendable, por cierto), hasta sentir la difícil pero liberadora conclusión de que no tendría mucha importancia: somos vasijas efímeras albergando inmortalidad o templos de materia orgánica, portadores de energía que no se destruye jamás.

Camino de La Costa de la Muerte, en plena crisis vital

Pero, por favor, sin equívocos: eso no significa que este «templo» que escribe ahora, no vaya a quemar sus naves viviendo y gozado la Vida como en su vida. Porque si antes vivía el presente, ahora he afinado los tiempos volviéndome una descarada gozadora del instante…

Muchas veces retrocedo y caigo en la dañina inercia de antes, pero mi Ave Fénix cada vez tiene menos paciencia y resurge de las cenizas con más rapidez, obligándome a volver a empezar, perdonándome «las vacaciones» y rompiendo el círculo vicioso. Creo que en este imán de dos polos, por fin soy adicta a la cúrcuma, a la risa, al jengibre, al espíritu, al lino, al sarcasmo, a la espelta, a la meditación, a las verduras de Ana y Mariví (“Las Thelma y Louise de La Mancha”), a la Mejor Salud de mi querida Pilar y al surrealismo que tanto se parece al realismo del sur porque Macondo no es un lugar y sí un estado del corazón…

La única que me interesa es la meta del éxtasis que supone la «Metáxtasis»

Rosa Peñasco

La única que me interesa es la meta del éxtasis que supone la «Metáxtasis». Y me declaro adicta al CO-Razón y a su mandato de «Levántate y Ama” porque, como su nombre indica, el CO-Razón es la única víscera que siempre lleva razón.

El corazón siempre lleva razón: Co-razón

El CO-Razón es la única víscera que siempre lleva razón: co-RAZÓN

Rosa Peñasco

También le he pillado el punto al desap-EGO (ju-EGO que ya no dejo para lu-EGO), a la limpieza de mi cuerpo, de mi casa, de mis entornos y de mi alma y me deshago con facilidad, agradecimiento y amor, de objetos, compañías y emociones que nada aportan.

Estoy agradecida a mis ancestros y a su herencia sagrada, a mis errores y aciertos, a mis seres queridos y hasta a l@s que se empeñaron en ser mis enemig@s porque, siento con toda certeza, que el Universo no da puntá sin hilo y nos pone delante a las personas con las que necesitamos interactuar para crecer y vivir la experiencia que cada cual deba vivir en un momento de su Sagrada Existencia…

Aun teniendo el ángel de la guarda muy estresao (cuando me dieron la noticia dibujé un mural con esa frase para desahogarme), ¡AMO MI PECHO! Y Acepto a mi Ser Índigo con todo lo que significa…

Tengo al ángel de la guarda estresao

Teta florida

Además de intentar eliminar -y reconozco que todavía me cuesta- los dañinos efectos de esos Rayos que llaman X (supongo que tendrán este nombre porque convierten la vida de quien los recibe en una incógnita), también intento cuidar lo invisible aprendiendo a practicar el sano ejercicio de poner límites que, dicho sea de paso, aunque cada vez menos sigue costándome mucho porque antes nunca me atreví a ponerlos. Pero el esfuerzo vale la pena: he descubierto que ya no busco que me quieran quienes nunca supieron querer, respetar y ni mucho menos aceptarme como la vida quiso que fuera. Y lo siento mucho, pero aun siendo cada vez más orgánica, ni soy el contenedor de basuras de otros, ni cubro carencias ajenas, ni bailo con envidiosos, ni me quedo vacía amamantando al mundo a cambio de una sonrisa, una caricia o un reconocimiento que nunca puede llegar de quienes son incapaces de reconocerse a sí mismos y creen que reconocer al otro, en vez de riqueza es debilidad.

Es un lujo sentir que ha valido y vale mucho la (no) pena de pasar por este mundo, en vez de creer que casi debía pedir perdón a algun@s por el simple hecho de reír, sentir, escribir, compartir y hasta existir: ¡Todo un juego de viv-IR! En otras palabras: «Me llamo Rosa, pero ya no dejo que me declinen más».

Hoy doy mil gracias a la vida por regalarme un gran aprendizaje, a través de un particular maestro llamado cáncer. Un Maestro que sigue conmigo y me obliga a seguir aprendiendo…

Ahora el calendario señala otro día contra el cáncer y vuelvo a felicitarme: primero porque me gusta la Astrología y me da risa gritar que soy acuario y no cáncer. Y segundo porque, gracias a mi profundo sentido del thumor, llevo cuatro años pasándomelo teta intentando dar el do de pecho. Rosa: ¡CUMPLEAÑOS y CUMPLEDAÑOS FELIZ!

© Rosa Peñasco (www.rosapeñasco.com)

DESNUDANDO A VILLENA

Luis Antonio de Villena, premio “Vinos Nobles 2020”

por ROSA PEÑASCO

Como dijo la gran Chus Lampreave en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”, es inevitable comenzar estas líneas diciendo la verdad y nada más que la verdad… Porque cuando a finales de julio de este extraño 2020 me propusieron presentar en septiembre al escritor Luis Antonio de Villena, en las que por coronavirus no iban a ser las habituales y multitudinarias Fiestas del Vino de Valdepeñas, rotundamente dije no. Entre otras cosas porque me conozco y sé que cuando me embarco en algo, me emociono hasta el punto de perder la noción de todo, apasionándome con el incentivo de descubrir nuevos mundos y submundos…

Además, esta vez no se trataba de la nueva poesía mística In Teresa, sobre Teresa de Jesús, ni de La copla sabe de leyes, ni de novelas, ensayos, artículos, cuentos o del universo conocido de cualquiera de mis libros

Tampoco se trataba de alguna conferencia o curso relacionado con la Universidad: ¡eran palabras mayores!

Lo siento, pero pese a semejante honor de vino y letras (y pese a que adoro mi tierra hasta el punto de que para mí -y no me canso de decirlo- La Mancha es un lugar en donde lo normal es lo no normal que termina transformándose en una especie de Macondo por su surrealismo, delirio, almodovarianismo y magia), cuando Matías Barchino, catedrático de Literatura en la UCLM me insistió, volví a decir que no estaría en las preciosas bodegas A7, el día en que a Villena se le otorgara el premio “Vinos Nobles” que solo se concede a Premios Nacionales como él.

Y es entendible: no solo acababa de terminar mi trabajo en la Universidad con un curso académico marcado por un teletrabajo atroz que casi termina conmigo, sino que también había escrito varios artículos, dirigido un curso de verano online sobre “El alzhéimer desde el amor”, volcando la ansiedad de la cuarentena haciendo «Coronarte», el tapiz de dos metros sobre el impacto del coronavirus en marzo, ayudado a mi pareja, el escultor Juan Up, a fabricar pantallas protectoras caseras en abril y terminado en mayo el ensayo de 250 páginas sobre el cambio de paradigma que estamos viviendo, titulado “Covid-19: ¿Un antes y un después en la Historia de la Humanidad?”

Y así, entre el confinamiento obligatorio y el que por trabajo y literatura me había impuesto, mi situación personal era pésima: apenas había pisado la calle en cinco meses, mi salud se resintió como nunca, el estrés fue trending topic y solo quería una cosa: ser libre, recuperarme yendo al mar y montando en bici en busca de calas imposibles, a ser posible ajenas a guiris y bronceadores y, sobre todas las cosas, no atarme con fechas de regreso y ni mucho menos colapsarme con responsabilidades y compromisos nuevos.  

¡Maldita curiosidad!

El problema es que igual que Ortega era él y sus circunstancias, creo que yo soy yo y mi curiosidad. Y digo esto porque esa insensata, sinvergüenza incluso, okupa y trasgresora no me deja vivir, ya que de motu propio decide invadirme sin permiso, deshaciendo mis contornos y modus vivendi cuando le viene en gana, llevándome a lugares y rincones a contracorriente, sin importarle lo más mínimo mi opinión, mi salud y mis planes. Y así y mientras decía una y mil veces no, por culpa de esa invasora compulsiva y bulímica que me mata y da vida al mismo tiempo, cuando me quise dar cuenta ya me había zambullido, de pleno, en Villena: ¡y él sin enterarse!

Luis Antonio de Villena y Rosa Peñasco

No sé si será porque nada es verdad, nada es mentira y todo depende del color del cristal con que se mira, pero al principio me resultó muy significativo toparme con las malas y las buenas lenguas en torno a su persona y obra: unos decían que nos encontramos ante una persona tan auténtica que se ha fundido para siempre con su personaje, en tanto que otros afirmaban que era un ser vulnerable que para protegerse había creado un personaje tan potente que había devorado para siempre a la persona. Del mismo modo, también me encontré con quienes ensalzaban toda suerte de virtudes del escritor y con quienes hablaban de su declive, sin dejar de criticar cierto egocentrismo, malas formas y lengua viperina.

He de decir que este último aspecto no era un problema para mí, ya que aunque personalmente adore el romanticismo del latín siempre preferiré la electricidad de una vibrante lengua viperina antes que una lengua muerta, quizás porque como he afirmado hasta la extenuación me llamo Rosa y ya no dejo que me declinen más.

Y respecto a la disparidad de opiniones y a cierto tipo de críticas no siempre bienintencionadas, también debo afirmar que, en vez de desinflarme ante lo que para muchos sería un enredo y una dualidad insoportable, debido a mi curiosidad voraz se activó la dopamina en mi cerebro ante el reto de desgranar a Villena: ¡y creo que con mucho más ahínco, precisamente por la dicotomía que despertaba!

Para empezar, tampoco me resultó muy extraña aquella disparidad de opiniones porque, sin necesidad de ser Sherlock Holmes, no era muy difícil observar -y con un simple vistazo- que el mismo antagonismo que tanto criticaban algunos se apreciaba con facilidad en su persona y obra, ya que una gran parte de su trabajo también destilaba desgarro, sensibilidad y fragilidad como, por ejemplo, los sonetos de su poemario “Desequilibrios”, igual que era sencillo apreciar hedonismo y vitalidad en la poesía expansiva de “La prosa del mundo”…

En cualquier caso, no solo no me asusté con este baile de extremos, sino que fue un gran incentivo para mí porque, en vez de una tara, siempre he creído que es parte de una inmensa riqueza vital:

«Lo siento, pero no me gustan los encefalogramas planos del alma…«

Rosa Peñasco

Por si fuera poco, soy de la opinión de que todos tenemos una Marilyn dentro y solo hay que saber si se trata de Monroe o Manson, aunque en algunos casos como el mío y como intuyo que también debe serlo el de Villena (en realidad como todos, aunque casi nadie lo reconozca), para desgracia y gloria de su portador se tiene el lujo y la desgracia de contar con las dos. De cualquier manera y como afirmó Oscar Wilde, “Lo peor en este mundo no es estar en boca de los demás, sino no estar en boca de nadie” y Villena, sin duda, no contradecía a Wilde, uno de sus autores fetiche.

El problema vino cuando me di cuenta de que, salvo que se copien los datos que se publican en la red y se lean unos apuntes burdos para salir del paso, no es en absoluto sencillo hacer una presentación profunda y honesta. Porque según la RAE, “presentar” es dar a conocer una persona a alguien ofreciendo los datos necesarios. ¡Pero qué barbaridad! –pensé-. ¿Cómo voy a dar a conocer a quien ya conoce todo el mundo? –me dije-. Estaba claro que al menos en el sentido literal de la palabra era imposible presentar a alguien como Villena que, además de estar lógicamente presente en el acto en cuestión, ocuparía todo el espacio con una presencia tan carismática y potente que sin duda se volvería impresentable (y conste -sobre todo para quienes hayan olvidado la importancia del artículo indeterminado- que he dicho impresentable y no “un impresentable”).

Invitación al acto en cuestión

Entonces cambié de táctica: deseché la idea de presentar a quien por su enorme presencia siempre se presentaría por sí solo y me embarqué en el afán de jugar a desentrañar el enigma Villena con diversos tipos de ejercicios…

Ejercicio de memoria: ¿te conozco? ¿Sí? ¿De qué?

Es lógico que, para empezar, intentara hacer memoria para recordar qué obras suyas había leído y si además conocía a Villena de algo. Por suerte, enseguida se despejó mi cabeza para llevarme a evocar diversos momentos relacionados con él.

No fue difícil observar que, indirectamente, me topo con Villena cada tres por dos porque ambos somos amigos en Facebook de mi paisano Joaquín Brotons: un conocido poeta homoerótico de La Mancha que reseña todas las novedades de Villena y al que, inevitablemente, aludiré en otras líneas.

Además, no hace mucho leí un artículo muy divertido, titulado “Barrocos versus Austeros”, sobre el 40 aniversario de la movida madrileña y la reunión de algunos de sus protagonistas en la sala El Sol de Madrid en febrero 2020. No sé si hacen buenas migas o no, pero personalmente me encantó verlo coincidir en la foto con nuestro querido Paco Clavel.

Sin embargo, al descender en el tiempo llegué a recordar un día muy lluvioso, en la Feria del Libro de Madrid del año 2002. Allí, en pleno corazón de El Retiro, el famoso dramaturgo Francisco Nieva, uno de mis paisanos más ilustres, presentaba su novela autobiográfica “Las cosas como fueron”. Villena se encargaba de acompañarlo en aquella presentación pasada por agua y me encantó la elegancia con la que ensalzó a Nieva, al tiempo que le quitaba importancia a la inoportuna lluvia: ‘Paco es tan mágico que se ha regalado a sí mismo un día otoñal, haciendo repiqueteos de lluvia sobre esta carpa de la Feria del Libro’.

Debe ser que los confines de la memoria son infinitos porque, al dejarme caer sin paracaídas por todos los calendarios del mundo, me sorprendí rememorando el final de la década de los 90. Estaba muy emocionada después de haber leído un libro que me marcó, quizás porque entonces me ayudó a entender por qué me separé de ciertas personas que ahora veo con claridad que eran muy tóxicas, pronunciando una especie de no con vosotros aunque no sepa dónde. Se trataba de un poemario de Villena, titulado “Asuntos de delirio” (abro paréntesis: trabajando estas líneas me llamó la atención saber que muchos años después, Villena consideró que “Asuntos de delirio” era su libro más verdadero, aunque también el más enmascarado y el más decadente. Y cierro paréntesis con la inevitable intención de compartir algunas estrofas de aquel poema, titulado “La mayoría moral, intachable y serena”, de aquellos Asuntos de delirio que, delirantemente, volvieron a despertarse en mí).

“Yo nunca fui de los suyos. He podido reír en una cena, aceptar un convite, simular que estaba de acuerdo con el modo eficaz en que han ido cuadriculando el mundo… Ellos llaman Orden a su vida, y se ponen palmas, insignias, construyen colegios, iglesias, miran con respeto a las alturas jerárquicas, emulan, engañan, se perdonan, bendicen… Nunca fui de los suyos, pese a cierta apariencia. Pertenezco a las afueras, al margen, a la vida ágil y sucia que se escapa de su red de soga. En lo que a ellos les duele y asusta yo hallé la bondad. Mi corazón está lejos y está lejos mi alma. Mi camino se ha forjado en lo oscuro… Nunca fui de los suyos. Los odio. Los detesto. Su vida levanta comandancia y estados. Su vida es un cuarto de estar con aduana. Jamás con ellos, aunque no esté seguro de mi sitio” (“La mayoría moral, intachable y serena”, de Asuntos de delirio).

Definitivamente, su “Jamás con ellos aunque no esté seguro de mi sitio” me marcó entonces y hasta sirvió para reafirmar mi propio lugar, aunque lo que de verdad me apasionó de este poema fue una bellísima afirmación que nunca olvidé. Me refiero a una misiva que me ha ayudado a comprender mejor al escritor y a la persona: en lo que a ellos les duele y asusta yo hallé la bondad…

En lo que a ellos les duele y asusta yo hallé la bondad…

Entonces aún no era muy consciente, pero no tardé en aprender que cuando fluye indómita y alegre y repartida como el pan de los pobres, la vida es sumamente creativa y hace cosas muy curiosas. Lo digo porque poco tiempo después de la lectura de aquel libro fui con un grupo de amigos al barrio de Chueca que, en aquellos años, se empeñaba en florecer sin atisbos de convertirse en el obsesivo postureo en el que a veces se sumerge hoy. Y justamente allí, en la barra del famoso bar Black & White (Blanco y Negro para la mayoría), vi a Villena.

Sé que la oportunidad y la casualidad eran únicas y es cierto que me hubiera gustado comentar con él las diferentes heridas que pueden sufrir las personas cuando no son aceptadas solo por ser como la vida quiso que fueran. De muy buena gana habría charlado de tú a tú de la locura de desamor que surge cuando, precisamente quienes más deberían querernos, nos desarraigan para siempre al rechazarnos por no ser como ellos.

Mis amigos insistieron para que abordara al poeta pero no lo hice porque siempre me resultó vulgar y hasta mezquino interrumpir el momento de intimidad de cualquier persona, sea o no un personaje público. Y creo que acerté dejándonos en paz en un momento en el que, claramente, no era el momento. Porque, para colmo de indicios, justo en mitad de aquella duda sonó una música embriagadora y envolvente para dar entrada a dos hombres de cuerpos preciosos que, ayudados de aquellos acordes, bailaron sensualmente en directo, de un modo insinuante, bellísimo, artístico y nada soez.

¡Qué inoportuno hubiera sido aprovechar la oportunidad! Estoy segura de que si le hubiera dicho algo, Villena habría recordado a Montale, Premio Nobel de Literatura de 1975, y las acertadas y demoledoras palabras que pronunció en una entrevista de 1951 (año del nacimiento de Villena, por cierto):

Detesto la normalidad. Y detesto a quienes – siglo a siglo, en áspera piedra pómez – han levantado el ominoso monumento a esa Normalidad, que nos lleva a todos – con los ojos vacíos – a la grisalla y a la muerte.

Imitando con cierta sorna el orden dentro del caos al que tantas veces se refirió Heráclito, siempre me ha gustado decir, en plan manchego, que el Universo primero la lía parda pero después no da puntá sin hilo. Prueba de ello es que aquí estoy, contándole a Villena esta historia más de veinte años después o cuando la vida nos ha vuelto a juntar con vino y literatura, dentro y fuera de La Mancha. Pero no puedo distraerme: debo seguir indagando en Villena, al margen  de aquella experiencia personal. Allá voy:

Ejercicio de la simple estadística

Cualquiera puede hacer una pesquisa tan sencilla como la de buscar a Villena en internet, para después limitarse a numerar como un niño de San Idelfonso en Navidad una fría retahíla de datos. Aunque este ejercicio sería de todo menos enriquecedor, no deja de ser instructivo comprobar cómo en la red y a modo de estadística, además de la infinidad de artículos y videos suyos, el escritor está etiquetado en los siguientes 21 ítems que copio descaradamente…

1. Hombres. 2. Nacidos en 1951. 3. Activistas por los derechos LGBT de España. 4. Críticos literarios de España. 5. Escritores de España del siglo XX. 6.   Escritores de España del siglo XXI. 8. Escritores de Madrid. 9. Escritores en español del siglo XX. 10. Escritores en español del siglo XXI. 11.  Escritores gais. 12. Alumnado del Colegio del Pilar. 13. Escritores LGBT de España. 14. Literatura de la movida madrileña. 15. Poesía española contemporánea. 16. Poetas de España. 17. Traductores de España del siglo XX. 18. Traductores del inglés al español. 19. Traductores del latín al español. 20. Escritores homosexuales de España. 21. Nacidos en Madrid.

Es evidente que las etiquetas pueden ayudar a concretar un poco, pero ni definen, ni desengranan, ni proporcionan una idea de quién es la persona o los intríngulis de su obra, así que fue inevitable que, rápidamente, me adentrara en otro tipo de pesquisas. Entonces me fui a la fácil caza y captura de sus méritos…

Ejercicio de los honores

Vayamos por partes: ¿por qué estoy aquí? –me pregunté-. Y me respondí: porque el 5 de septiembre 2020, en las no Fiestas del Vino de Valdepeñas se otorgará a Villena el premio “Vinos Nobles”, al que solo pueden optar premios nacionales. ¡Ah!, y porque vas a ser la escritora-telonera del acto porque vas a presentar al escritor –zanjé para no olvidar el auténtico porqué de aquel ¿por qué?-. ¡Glups!

¿Cómo? ¿Vinos nobles? Y la palabra noble comenzó a revolotear con cierta sorna por mi cabeza. Para empezar, me dio risilla constatar que Villena también era noble, pero no un noble del montón y sí uno muy especial. Ello se debía a que en la década de los noventa, su amigo Javier Marías inventó un reinado imaginario al que llamó “Reino de Redonda”. Después, se erigió Rey y Señor de tal reino y adjudicó a quien estimó conveniente títulos nobiliarios por doquier. Y así, el monarca del Reino de Redonda le otorgó en 1999 el título de Duke of Malmundo, sin duda por haber obtenido el XXI Premio la Sonrisa Vertical con la novela El mal mundo, del mismo modo que en este reinado imaginario, por ejemplo Almodóvar es Duke de Trémula por la película “Carne Trémula” que también estrenó en la década de los noventa…

La nobleza de Redonda, en http://www.javiermarias.es/REDONDIANA/lanoblezaderedonda.html

Después de calmar la risilla que me causó tan peculiar ducado también me vino a la cabeza la idea de que Villena no solo podía ser vino noble por su Premio Nacional de la Crítica de 1981, sino porque, aunque él sí es peleón, ni queriendo, ni soñando, ni borracho podría ser un vulgar vino del montón: ¡y mucho menos garrafón! Por cierto: estoy segura de que al escritor no debe gustarle mucho la utilización de la palabra “borracho” y ni mucho menos expresiones vulgares, tipo “pedo” o “cogorza” que tal vez él sustituirá por ebrio e incluso por chispado o piripi, junto con una hermosa melopea.

Creo que ello es así debido a su más que constatada exquisitez; tantísima exquisitez que con semejante finura unas veces raya la provocación, otras abre el baúl de lo cursi y casi siempre hace las dos cosas, hasta el punto de que no es extraño que el escritor, cuando menos lo espere nadie, levante la voz para soltar perlas tan apoteósicas como “Estoy harto de este mundo de cabreros en el que nadie sabe bailar el minué”.

«Estoy harto de este mundo de cabreros en el que nadie sabe bailar minué”

(Luis Antonio de Villena)

Reconozco que cuando le escuche gritar semejante afirmación, mordiéndome los labios para no reír pensé que me hubiera gustado tener la opción de hacer un amplio trabajo de campo y comprobar, entre miles de personas, cuántas reacciones serían de risa, estupor, rechazo, sarcasmo, enfado o brutalidad y cuántas de inexplicable indiferencia, hecho que, inexorablemente, me obligaría a abrir una nueva investigación para averiguar de qué pasta estarían hechos quienes permaneciesen incólumes ante dicha exclamación…

Sin embargo y antes de continuar por y con estas líneas, he de advertir que en mi tierra a veces las reglas funcionan al revés, hasta el punto de que como he indicado en varias ocasiones pero nunca exenta de humor:

«Para hablar correctamente en La Mancha, a veces es necesario dar la vuelta al glamur como a un calcetín»

Rosa Peñasco

Porque lo que imagino que quizás a Villena puede sonarle burdo –y conste que solo imagino-, a los manchegos nos resultaría demasiado fino y al revés, ya que determinadas palabras como, por ejemplo puntada, pirado o portada, en la tierra de Quijote se convierten automáticamente en puntá, pirao y portá porque, de lo contrario, nos sonarían tan mal como si escucháramos “Bilbado”, en vez de Bilbao…

Volviendo al terreno de los “honores”, es interesante indicar que, desde noviembre de 2004, Villena es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Lille (Francia). Aunque debo dejar claro que en estas líneas y por razones obvias de espacio no voy a tener en cuenta sus traducciones, la crítica literaria y la infinidad de artículos de opinión que ha escrito en varios periódicos españoles o su colaboración es numerosos programas televisivos y sobre todo radiofónicos, sí es importante resaltar que gran parte de la obra de Villena -en verso o prosa- ha sido traducida a idiomas como el alemán, japonés, italiano, francés, inglés, portugués o húngaro, bien individualmente o en antologías.

De otro lado, el Premio “Vinos Nobles” que recibiría -y de hecho recibió- el 5 de septiembre en Valdepeñas era la consecuencia del Premio Nacional de la Crítica que se le otorgó en 1981. Pero sus méritos no quedaron ahí: el escritor también cuenta con el Premio Azorín de novela (1995), el Premio Internacional Ciudad de Melilla de poesía (1997), el Premio Sonrisa Vertical de narrativa erótica (1999), el Premio Internacional de poesía Generación del 27 (2004), y el Premio Internacional de Poesía «Viaje del Parnaso» (2007), precisa y curiosamente organizado en y por Valdepeñas.

De acuerdo: nobleza, premios, méritos y honores, ¿pero quién es Villena? ¿Cómo es su obra? Sin duda, hay que intentar desentrañar estos enigmas con otro tipo de ejercicios…

Ejercicio de los números o del tanto tienes, tanto vales

Este ejercicio consiste, fundamentalmente, en aportar como datos infinidad de cifras. Números y más números y a veces simples méritos al peso que insuflan ego a raudales y pueden servir para perderse en un horroroso tanto tienes, tanto vales. Por “tanto”, este numérico ejercicio puede resultar útil para algunas cosas, pero hay que dejar claro, desde el principio, que también sería contrario a los principios de su idolatrado Epicuro que siempre abogó por Ser y no por Tener.

Villena cumple a la perfección la máxima de su querido Oscar Wilde: Hay dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Por suerte, él ha tenido una maravillosa vida intensa y la ha contado, en contra de quienes teniendo algo que decir no lo han hecho y, por descontado, muy en contra de los que Villena denomina falsos poetas de internet porque publican compulsivamente en la red, cuando en infinidad de casos estarían mucho más guapos sin haber roto el silencio…

Pero si hablamos de números hay que decir que a los 16 años -y no a los 15 ni a los 17- y después de hartarse de las doctrinas de su colegio de curas, Villena decidió dejar de ser católico… Y fue precisamente en torno a aquellos difíciles años cuando escribió 8 libros, aunque hasta los 19 años no publicó su primer poemario. Se tituló “Sublime solárium” y como dato anecdótico y casi surrealista no está de más indicar que, mucho tiempo después, quiso comprarle el sonoro título una marca de bronceadores, aunque Villena nunca accedió a su venta.

Respecto de aquellos primeros e inéditos 8 libros, son interesantes las palabras del escritor:

Primero escribí ensayos porque quería ser sabio y luego poesía después de leer a los modernistas y a los simbolistas. A los quince o dieciséis años ya tenía escrito algún libro. Creo que el primero se llamaba «Aromas de ensueño». Luego lo rompí. Posteriormente, ya en la Universidad, tuve un profesor que me empujó a la literatura en vivo, al mundo editorial. Mi primer libro publicado es de cuando yo tenía 19 años, pero ya era mi octavo libro.

En casi 50 años no ha dejado de escribir, acumulando en su hacer y en su haber miles y miles de páginas, distribuidas en tres géneros: ensayo, novela y, fundamentalmente, poesía. De hecho, desde 1971 ha publicado 40 libros de poesía (casi me quedo ciega contándolos), con algunas reediciones y antologías. Su último poemario, precisamente editado en este extraño 2020, se titula Grandes galeones bajo la luz lunar y fue publicado justo antes del confinamiento y pese a algunos problemas de salud que a buen seguro pudo mitigar en sus posteriores vacaciones veraniegas en Málaga.

A su vez y desde que en 1974 escribió “El dandismo” y hasta el año 2017 que publicó “Baroja: un anarquista de derechas”, han visto la luz 42 ensayos aunque, algunos de ellos, más que ensayos podrían considerarse biografías sobre grandes escritores como Cavafis, Cernuda, Pio Baroja, Bayron y su admirado Oscar Wilde, así como artistas de la talla de Miguel Ángel Buonaroti o Leonardo da Vinci y su también admiradísimo pintor Caravaggio, de quien ha confesado que le encantaría tener un cuadro -¡tenebrismo manda, supongo!-.

En cuanto a narrativa, ha publicado 32 libros entre relatos y novelas desde que en 1980 escribió “Para los dioses turcos” y hasta que en 2019 publicó “El exilio del rey” sobre el final del poeta Aníbal Turena, junto al tercer tomo de sus memorias, titulado “Las caídas de Alejandría”: un buen tocho que, por cierto, compré en la librería Teseo de Fuengirola y ha viajado en el trasportín de mi bici este verano, en busca de calas sin gente por la Costa del Sol (Villena no lo sabe, pero hemos pasado las vacaciones juntos).

Respecto a “Las caídas de Alejandría”, no puedo dejar pasar estas líneas sin citar la fantástica reseña que hizo su amigo de más de cuarenta años que no es otro más que mi querido Joaquín Brotons, a quien cariñosamente llamo “mi chache”, que en La Mancha significa hermano.

Con «mi chache» Joaquín Brotons: gran poeta homoerótico (www.joaquinbrotons.com)

Como dije en otras líneas, Brotons también es un gran poeta homoerótico que triunfó en los contornos manchegos, especialmente en la década de los ochenta que tanto promulgó la ventilación de todos los armarios. Solo como referencia de la amistad que une a ambos, basta decir que Villena presentó en 1982 su poemario “El espejo de la belleza” en la entonces Casa de La Mancha, del mismo modo que Brotons reseña prácticamente todos los libros de Villena cada vez que ven la luz. Respecto a “Las caídas de Alejandría”, el poeta manchego indicó:

“El autor hace un amplio y diverso recorrido por su vida literaria, social, sexual… Sin pelos en la lengua -como acostumbra-, nos narra unas memorias reales, vividas intensamente en todos los sentidos, ya que pocos escritores actuales  pueden presumir de haber compartido mesa y mantel con todos los grandes de la literatura, “la crema y nata de la intelectualidad”, pero también con infinidad de jóvenes y bellos chaperos que han convertido su soledad en placenteras noches eróticas”.

Para concluir este ejercicio cuantitativo debo indicar que se me irritaron los ojos hasta desistir de seguir contando la infinidad de entradas sobre publicaciones de Villena que constan en Dialnet (aconsejo este ejercicio para quien quiera afinar la vista, repasar matemáticas y cultivar la paciencia). Además y teniendo en cuenta que el premio “Vinos Nobles” se le otorgaría el día 5 de septiembre de 2020 y recordando que cumple años el 31 de octubre y por tanto le faltarían 56 días para alcanzar sus casi 69 años, es inevitable ponerme en modo azafata 1, 2, 3, para concluir, calculadora en mano, lo siguiente:

En sus 25069 días de vida, que son el resultado de multiplicar 365días x 68 años + 249 días de 2020 hasta el día 5 de septiembre + 13 bisiestos del siglo XX + 4 bisiestos vividos en el siglo XXI, con sus 602064 horas o 32.123.840 minutos (aquí puede haber errores debido a la típica impuntualidad ibérica), el prolífico Villena -sin contar artículos, inéditos y otras colaboraciones- ha escrito 114 libros en 49 años que dan como resultado una media de más de dos libros publicados por año: ¡casi nada!

La que parece una cómica conclusión, nuevamente nos conduce a Wilde y a su Hay dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo. Sin embargo, también desemboca en otro de los autores fetiche de Villena: Lord Bayron y su máxima de que “Cuando el hombre cesa de crear, deja de existir”.

Lo siento, pero es en este momento cuando como escritora pillo trapo y me identifico plenamente con Villena, quizás porque mi musa es irreverentemente invasiva y mi escritura muy compulsiva, hecho que me ha llevado a deducir lo que muchas las veces he experimentado en mi propia piel: los artistas buscamos belleza porque la necesitamos para seguir vivos y, en más de una ocasión, aunque puede que sin ser conscientes, creamos compulsivamente para sortear a la muerte… Sea como sea, sé que tengo al ángel de la guarda estresao…

«Tengo al ángel de la guarda estresao»

Rosa Peñasco

Creo que fue así cómo deduje que el life motiv del prolífico y dual escritor reside en un intento compulsivo y constante de escapar de la falta de belleza y, por ende, de la maldad, de la enfermedad y de la muerte. Y teniendo en cuenta el dato, no es en absoluto incompatible que de un lado Villena se muestre vitalista, hedonista y hasta egocéntrico para ser el claro reflejo de la frase de Wilde: “Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe”, igual que en el otro extremo no sea difícil apreciar a un ser extremadamente sensible, frágil, desvalido y solo que parece ser el protagonista de la misántropa frase de Byron: “Solo salgo para reafirmar mi necesidad de estar solo”.

Presentación cualitativa: parole, parole, parole…

En este apartado se sustituyen los anteriores números por sustantivos y muchos adjetivos que serán de gran ayuda para intentar acercarnos a Villena aunque, lamentablemente, a veces puedan derivar en estereotipos que encasillan al personaje. Junto con los números, este ejercicio puede resultar muy gratificante para las mentes cuadriculadas que necesitan acallar las quejas de su hemisferio izquierdo, obsesionado con escapar del miedo a lo desconocido catalogando a los demás y contando, pesando y midiendo cuanto ven, para intentar tener todo bajo control. Sin embargo, llevando el ejercicio al último extremo siempre se corre el riesgo de etiquetar a las personas como si fueran productos de supermercado, hecho que, por mucho que se intente, es imposible con un autor como Villena porque, pese a las mil etiquetas que le han caído encima es, afortunadamente, inclasificable.

Pese a ello, analicemos sus tendencias y algunas de esas etiquetas con las que han intentado clasificar a este indómito de las letras, al tiempo que, además de felicitar a su web máster, recomiendo un viaje por su preciosa e ilustrativa página web.

NOVÍSIMOS

Según Wikipedia (y por favor: que nadie disimule ahora y niegue que, como todos, también consulta de vez en cuando la wiki), Villena es un poeta, narrador, ensayista, crítico literario y traductor español, habitualmente clasificado extraoficialmente en el grupo conocido como novísimos o venecianos, dentro de la conocida como generación del 68 en lo que a corrientes de la poesía española contemporánea se refiere. A su vez, Nueve novísimos poetas españoles  fue el título de un libro escrito por el crítico José María Castellet y publicado en Barcelona en 1970. Hay que afirmar, no obstante, que aquella primigenia clasificación de Castellet no es la única que existe sobre Villena, ya que con el tiempo se han hecho otras.

Es más: si bien aquella categorización resulta muy útil hoy día para referenciar a un jovencísimo Villena, no lo es para un autor que lleva escribiendo casi medio siglo. Por tanto, no hay más remedio que seguir indagando en el terreno de las tendencias y las arenas movedizas de las odiosas etiquetas…

DUALIDAD Y PROVOCACIÓN

Al analizar la figura y obra de Villena no puedo evitar insistir en su marcada dualidad; la misma dualidad que resulta repulsiva para muchos y sumamente atractiva, por humana, enriquecedora y fascinante, para mí. De hecho y recordando nuevamente a aquella Marylin que todos llevamos dentro solo a falta de determinar si es Monroe o Manson, vuelvo a destacar de Villena –y de quien escribe ahora- la clara posesión de ambas.

Pero no piense el lector que este hecho es traumático para el escritor: él mismo gusta de resaltar los vitales extremos hasta lograr la provocación, ya que provocar, sin duda, es otra de sus grandes habilidades. Y así, sobre su libro titulado “Madrid” que se centra en una movida madrileña que reconoce haber vivido junto a su amigo Fernando Savater, pero sin haberse zambullido plenamente en ella por cuestión de tener unos pocos años más que sus protagonistas, el propio Villena utiliza la dualidad más provocadora y provocativa, al afirmar, sin dudar:

«Mi libro tiene mucho de barra de labios y de sortijón salvaje de obispo pagano».

Luis Antonio de Villena

¿Cómo quedar indiferente ante semejante mezcla, repleta de –al menos para mí- fascinante provocación? En cualquier caso y en la extensa línea que abarca los extremos del cielo y la lírica marginación que encuentra en el infierno –ambos son lugares en los que el escritor se ha quedado a vivir-, siempre hay un denominador común que es la belleza.

Villena, tanto arriba como abajo, folclórico o mustio, nostálgico o eufórico siempre es un esteta, un buscador patológico de la belleza y un auténtico zahorí que no cesará en el empeño de encontrarla para rodearse de ella y así poder sentirse a salvo.

Rosa Peñasco

Solo hay que leer este párrafo de «Desequilibrios» para comprender lo dicho hasta ahora: “Hablamos de belleza, de muerte y de locura mientras el mundo gotea sangre, desperdicios, humillación, esclavitud… Nieva infinitamente junto a los palacios y el canto de los popes es como un sueño de resurrección imposible…” 

Sea como sea, los extremos se aprecian en sus trabajos sin confundirse con doblez o esquizofrenia. Todo lo contrario: se muestran irradiando humanidad y la inequívoca autenticidad de un ser complejo y completo que, muy al estilo Jodorowsky, parece haber hecho psicomagia con el dolor y el éxtasis que ha salpicado su vida. Al fin y al cabo, eso es lo que debe hacer un gran escritor: experimentar en sus carnes la luz y la sombra y lo más oscuro y doloroso para transformarlo en embaucadoras letras que lleven a quien lo lea a conocer mundos y submundos. Pero, ¡cuidado!: el resto, jamás deberíamos olvidar que como dijo en gran Einstein todo es relativo y, en este ámbito, lo que para muchos puede resultar oscuro, para Villena puede ser –y lo es- un canto a la belleza.

No distingo si en este sentido vuelvo a identificarme con Villena por culpa del que he llamado gen intenso que me persigue desde que nací (el mismo gen que me lleva a «tener el ángel de la guarda estresao»). De hecho, tras llegar a la luz por medio de una extenuante, loca y creativa intensidad vital, Villena también se me antojó un poco Pavlovsky:

 “No se puede jugar a medias; si se juega, se juega a fondo. Para jugar bien hay que apasionarse. Para apasionarse hay que salir del mundo de lo concreto. Salir del mundo de lo concreto es introducirse en el mundo de la locura. Del mundo de la locura hay que aprender a entrar y salir. Sin introducirse en la locura no hay creatividad. Sin creatividad uno se burocratiza, se torna hombre concreto. Repite palabras de otro”.

Pavlovsky

Tanto la dualidad como la provocación se observan claramente en “Grandes galeones bajo la luz lunar”, su último poemario. De hecho, Brotons también lo reseñó resaltando esta especial característica de Villena:

“En “Grandes galeones bajo la luz lunar”, el autor nos narra la sensualidad vivida, pero con la nostalgia de lo perdido: cálidas noches de placer con jóvenes muchachos, en playas, burdeles y hoteles; pero también es un  tomo lleno de desengaños,  en  el que, en su discurso poético hay soledad,  lejanía, desaparición, traiciones…, dado que el literato sabe perfectamente que ya ha envejecido y que lo bueno de la vida pasó raudo y veloz, que ya asoma la máscara monstruosa gris de la vejez y sus afiladas uñas-garras negras, en una sociedad hipócrita, fría, deshumanizada y competitiva, que sólo adora al becerro de oro y que detesta, ya  que no sabe enfrentarse a ella, porque no lo han  enseñado y ha vivido en un mundo idealizado, soñado…, que no era el real, en el que abundan  los engaños, los falsos amigos, los tahúres, la sordidez, la mediocridad, la chusma, que camina por la tupida, húmeda y oscura selva, que es la verdadera vida, la real, no la soñada por el gran poeta que es  Luis A. de Villena, que yo considero el García Lorca del siglo XXI”. 

Personalmente y puestos a realizar el tantas veces deleznable ejercicio de la comparación creo que, salvo por alguna rebuscada y lejana analogía con algún verso de “Poeta en Nueva York”, en vez de un Lorca del Siglo XXI Villena se me antoja más parecido a Cavafis, sobre todo cuando se muestra melancólico y añora la juventud perdida. Sí, definitivamente, creo que el Villena de hoy seguirá arreglándose el foulard mientras acepta lo inevitable, pero sin dejar de gritar “Vuelve”:

Vuelve a menudo y tómame,
amada sensación, vuelve y tómame
cuando despierta del cuerpo la memoria,
y un antiguo deseo atraviesa la sangre,
cuando los labios y la piel recuerdan,
y sienten las manos que acarician de nuevo.

CULTURALISMO

Al redactar estas páginas no dejé de agradecer la existencia de internet, ya que Villena es una enciclopedia andante y cada tres por dos hace referencias a otros autores en su poesía, ensayo o prosa. Por ello, destaca en su obra –y en su palabra hablada porque doy fe de que habla como escribe y escribe como habla- la corriente estética y literaria conocida como Culturalismo, precisamente por la concentración en sus textos de abundantes referencias culturales. Y así, un poema de Villena remite a otros autores y a otros poemas y trabajos, logrando que se aprendan infinidad de cosas, a veces a cambio de también enloquecer un poco.

En cualquier caso y llegados a este punto, no me cuesta reconocer dos cosas. La primera es que este todo en el Todo tan típico de Villena me encantó porque me reconectó con un Humanismo perdido, al tiempo que se me antojó lejos de la barbarie del especialismo de la que tanto se quejó Ortega y Gaset, sobre todo cuando afirmó que el nuevo bárbaro es quien sabe mucho de una cosa, pero ignora todas las demás. La segunda es que, acertadamente o no, llegué a la conclusión de que si lograba conocer a los personajes y referencias a los que él aludía, también podría conocer un poco mejor al propio Villena…

Sin abandonar las páginas de “Grandes galeones bajo la luz lunar”, basta leer el bellísimo poema “Preguntar por la muerte” para apreciar la corriente denominada culturalismo: 

 “Temo a la enfermedad y al dolor, pero a mi edad la muerte súbita ya me parece reposo, bienandanza. Señor del Erebo, si te acuerdas, concédeme ese instante de eutanasia. Y si al irme, tranquilo y concorde, me fuere dado pedir algo, una suerte de broche final, muy mío, pido sólo contemplar hermosas imágenes de mozos jóvenes en una playa, desnudos. Recita a Estratón o a Pound. En ellos, el valor verdadero de la vida del que me despido, con sus cuerpos de luz, resignado, feliz, amigo…  Nada más, nada más os pido”.

Luis Antonio de Villena

Es inevitable entonces, intentar acercarse a Estratón y fundirse con Villena comprendiendo alguno de los epigramas del filósofo griego que en su día sucedió a Teofrasto en la dirección del Liceo, la academia fundada por Aristóteles:

“Comencemos por Zeus, como dijo Arato.
Y a vosotras, Musas, hoy no quiero molestaros.
Pues si me gustan los muchachos y con muchachos trato,
¿qué importa esto a las Musas Heliconiadas?”

Sin embargo, para mí lo más fascinante tuvo lugar cuando también decidí acercarme a su querido y aludido Pound que, al igual que el propio Villena, también es culturalista porque, de continuo, ¡y grito socorro!, alude a Homero, Confucio y Dante en muchos de sus trabajos. Sin duda, fue aquí cuando la manida frase open your mind se convirtió en religión para mí, ya que en un abrir y cerrar de ojos y solo con el detonante de una frase de Villena, un sinfín de autores y de obras coparon mi ordenador, mi móvil, mi mente y estos folios:

¡Maldita y bendita mi suerte! ¡Siglos de literatura delante de mí, solo por una expresión de Villena!

Pero lo mejor de todo fue comprobar que, como ocurre casi siempre, la intuición estaba en lo cierto. Y lo digo porque tal y como presentí al principio, conociendo mejor a los personajes a los que el Villena aludía, también podía conocer mejor al escritor. Al menos así ocurrió con la poesía de Pound que con ideogramas chinos o incluyendo palabras en griego y en latín, en un descomunal intento de construir una visión caleidoscópica de la historia y la cultura abordó con la misma naturalidad Mitología, Historia y teoría económica.

Pero si Pound me recordó a Villena y Villena a Pound, no solo fue por la corriente culturalista que caracterizaba a ambos, sino porque Villena escribe muchas veces con la pluma empapada en la tinta de la provocación, igual que Poud llamó “florituras” a toda poesía que no fuera descarnada o no estuviese “pegada al hueso”:

“La aurora entra con sus pies diminutos
como una dorada Pavlova,
y yo estoy cerca de mi deseo.
Nada hay en la vida que sea mejor
que esta hora de limpia frescura,
la hora de despertarnos juntos”.

Pound

EPICUREISMO HOMOERÓTICO

Es más que evidente que el escritor es un icono en nuestro país de la conocida como literatura homoerótica y del movimiento LGTBI. Pero, ¡cuidado!: un espíritu como el suyo nunca se podría enclaustrar en las cuatro paredes de un armario.

«Si acaso, la especialidad de Villena es un continuo “salir de almario” porque en cada uno de sus libros desnuda su ser y lo expone sin rubor».

Rosa Peñasco

La mezcla de la literatura homoerótica con el epicureísmo es más que potente, ya que a la fuerza de la primera hay que añadir la continua búsqueda de una vida feliz, mediante una también búsqueda inteligente de placeres y la ausencia de turbación que caracteriza a la corriente fundada por el filósofo griego Epicuro de Samos.

Villena es un ardiente defensor de Epicuro y no ha dudado en protestar contra su demonización, sin duda surgida por la también demonización que a lo largo de siglos llevó a cabo la Iglesia respecto de todo lo que resultara placentero. Ambos aspectos pueden observarse en su artículo “Filosofía para la felicidad”: “A Epicuro le gustaba el placer, pero eso era el bienestar y el razonar sobre la vida.  Quería combatir el dolor y el temor a la muerte y a él se debe ese celebrado dicho de  no tener más sino ser más. 

DECADENTISMO Y ESCÁNDALO

Además de la evidente nostalgia por tiempos pasados y muchas veces explorando las regiones más extremas de la sensibilidad y del inconsciente, el decadentismo también exalta el heroísmo individual y desdichado (Villena lo exalta de maravilla, por cierto). El decadentismo se caracteriza, además, por arremeter sin piedad contra las costumbres burguesas y su tantas veces falsa moral, sin temer al escándalo y hasta provocándolo (las performances también son una especialidad del escritor).

De hecho, en el poema “La vida escandalosa”, puede observarse el decadentismo y su correlativo escándalo, así como el epicureísmo homoerótico:

¿Y qué puedo decir? ¿Asentir? ¿Negarlo? He bajado las escaleras que he bajado (muy en penumbra, a menudo). Con la vista me voy, sin evitar atajos, a los lugares aquellos que no sospecha nadie. A ciertas horas no se llame a mi teléfono: donde voy aquel rato no lo nombro al amigo -ese que tiene casa y mujer y empleo asegurado-. Lo que bebo en tu copa (he hablado de ti todo el poema) lo adjetivo para que no se entienda. Lo que hago contigo lo niega mi faz por la mañana. Por la esquina maleva paso, embozado, muchas noches. ¿Asentir? ¿Negarlo? Sé bien que se murmura. Pero yo no hago caso. (Y no se escandalicen los prudentes.) Que toda vida que se vive plena es vida para escándalo».

DANDISMO

Precisamente “El dandismo” fue el título de su primer ensayo, publicado en 1974. Desde entonces -y puede que seguramente desde siempre-, Villena no ha dejado de mostrar una postura estética, cercana al movimiento dandy -ya también dandi- o, como suele afirmarse, al arquetipo de persona muy refinada en el vestir. Hay quienes creen que ser dandi es muy superficial, pero va mucho más allá de llevar una ropa u otra porque el dandismo es una auténtica filosofía de vida que se aprecia, fácilmente, en la gran personalidad de sus protagonistas. Y Villena, por cierto, muestra dandismo en su ropa, en sus gestos, en su hacer y en el haber de su obra…

Abro un paréntesis para indicar que, cuando pienso en dandis, dandismo y Villena, me viene a la cabeza la preciosa canción “Amarraditos”, de María Dolores Pradera: No se estila, ya sé que no se estila que te pongas para cenar jazmines en el ojal. Desde luego, parece un juego, pero no hay nada mejor que ser un señor de aquellos que fueron mis abuelos…

Hay muchos tipos de dandis, pero Villena es un admirador de los británicos Oscar Wilde y Lord Bayron, así como de hispanistas como Cernuda. De hecho ha escrito ensayos sobre los tres, hecho que parece demostrar, una vez más, que conocer a sus personajes fetiche tal vez facilita la ambiciosa pretensión de conocer un poco mejor a Villena.

Me gustó tanto cuando la escuché que, muchas veces, he recordado la frase “Me gustan las cosas que solo sirven para hacer bonito”. La pronunció el personaje de la hermana Rosa en la película de Almodóvar “Todo sobre mi madre”, pero ahora, con este trabajo, he entendido que en cierta manera la frase guarda relación con la esencia del dandismo. Y lo digo porque como ejemplo del mismo y del bellísimo carpe diem que aboga por no pensar y sí buscar la belleza y la juventud, solo hay que leer uno de los versos de Villena: «Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa».

Salir todas las noches, arreglarte el foulard con cariño esmerado ante el espejo, embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir y anhelar jóvenes cuerpos. Dejar de amanecida tan fantásticos lechos, y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando en la memoria, porque hablan de vellos y delicias y escondidos lugares, y perfumes sin nombre, dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces, qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán después, un tanto yermas, y esperarás el sueño. Del día que vendrá no sabes nada.

Luis Antonio de Villena, poema “El arte de vida”, de “Hymnica”.

Como un dato quizás más superficial, en otoño e invierno y al igual que Bayron y Wilde, Villena se me antoja un dandi inglés por sus chalecos cheviot, trajes príncipe de gales y preciosos foulards con estampados cachemira, aunque en primavera me parece que se transforma en un dandi más hispánico y del estilo de Cernuda, de quien sobre su vida y obra hizo la tesina. Sin embargo, en verano Villena me parece un dandi caribeño que bien podría ser el dueño de un cafetal o de las navieras y barcos de vapor que surcaban el río Magdalena, en la época del “Amor en los tiempos de cólera”. Con cafetal o navieras, a buen seguro que un buen dandi caribeño acudiría por las tardes al precioso casino local, de techos inmensos repletos de ventiladores que giran sin cesar y dispersan el calor tropical y el humo de los habanos.

Mi imaginación sigue haciendo de las suyas y veo cómo en aquel casino, en el cafetal, en el vapor, en Málaga o en Madrid, Villena viste en verano uno de esos trajes de chaqueta de lino blanco que antes debían plancharse y almidonarse a diario y siempre, sin excepción, se acompañan del sombrero blanco de raya negra que vulgarmente se conoce como Panamá. Y lo siento: digo vulgarmente porque un auténtico dandi como él, a buen seguro sabe que ese sombrero que se vende a precio de oro en las pocas y ancestrales sombrererías que aún quedan abiertas en la plaza Mayor de Madrid, se conoce con el nombre de Panamá porque EEUU se adueñó del producto cuando, de manera natural, llegó hasta aquel país sobre las cabezas de los trabajadores ecuatorianos que participaron de la construcción del canal de Panamá.

Villena con su dandismo «de verano»: traje de lino blanco y sombrero Monticristi-seda

A día de hoy y al margen de que sigue habiendo pleitos por la denominación de origen de dicha prenda, un buen dandi como Villena sabe que el auténtico sombrero blanco de raya negra no es un Panamá, sino un Montecristi-seda o un Jipijapa-seda que son las dos ciudades de Ecuador en donde se fabrica a mano y siempre tejido bajo el agua, por las mujeres del lugar…

Finalmente, a su vestimenta nada casual, Villena suele añadir un guiño pop, llevando una gafa de concha de diferentes colores, quizás como recuerdo o vestigio de la movida madrileña que presenció, junto a Fernando Savater, sin zambullirse de lleno en ella por la cuestión generacional a la que ya aludí en otras líneas.

Reconozco que debería haberme plantado aquí, pero mi curiosidad, bendita y maldita a la vez, me llevó a preguntarme por qué Villena era como era y por qué tanto su obra y él, él y su obra, eran dandis, culturalistas, decadentes, epicúreos, homoeróticos, escandalosos, provocativos, duales y bla, bla, bla… Y me fui al momento en el que se explican todos porqués de casi todas las vidas…

Ejercicio de bucear por los orígenes

Villena nació en Madrid, en 1951. Fue hijo único y también nieto único por la rama paterna. Nació y creció en el seno de una familia bien, en un barrio también bien y estudió en el Colegio Nuestra Señora del Pilar de Madrid, en el barrio de Salamanca, uno de los centros educativos más prestigiosos del país y gran coleccionista de alumnos célebres…

Fue un niño mimado que además y como él mismo reconoce en su libro «Mamá», estuvo siempre muy enmadrado.

En su familia vivían varias mujeres y, como él mismo también indica, eran casi todas viudas. Así que no es difícil imaginar que aquel niño rubito con camisita y canesú, tenía encima una corte femenina dispuesta a complacerle cualquier capricho, antes de que él se quejara o pronunciara palabra alguna.

No sé si la siguiente información es interesante o el inconsciente me ha llevado a ensalzar otra vez a mi tierra, pero lo cierto es que varias mujeres manchegas pasaron por la vida del escritor por el hecho de trabajar en su casa como empleadas domésticas. Agustina, sin embargo, permanece viva en su recuerdo porque al haber nacido en un lugar minero, concretamente en Almadén, siempre advirtió a aquel niño con la lírica frase de que debía tener cuidado con el mercurio porque se come el oro. Pero Villena también recuerda a Agustina porque de niño se lo llevaba al mercado y allí sisaba dinero de la compra diaria para poder adquirir berenjenas de Almagro: unas berenjenas que aquel niño que ya apuntaba maneras fue incapaz de probar, debido al asco que le producía que rezumasen líquido y deshicieran y embadurnaran el papel de estraza con el que siempre las envolvían, en aquellos años en los aún no existía el plástico y la gente era ecologista sin saberlo.

Anécdotas aparte, hay que afirmar que hoy en día, la circunstancia de encontrar por casualidad algo que no se buscaba, se conoce con el nombre de “Serendipia” que, en realidad, se corresponde perfectamente con el conocido refrán “No hay mal que por bien no venga”. El mismo hecho, ya fue puesto de manifiesto por Heráclito al afirmar que “El Universo se desenvuelve según medida” porque “Todo obedece a un orden, dentro del caos”. A su vez y como ya afirmé antes, mi osadía me llevó a traducir a lo manchego tales reflexiones, afirmando cómicamente:

«Aunque primero la lía parda, el Universo nunca da puntá sin hilo».

Rosa Peñasco

Muchos pueden preguntarse por qué digo estas cosas ahora. Y la razón es tan sencilla como la contundente frase de Bayron: “La envidia hace muecas, no se ríe” y Luis tuvo que ser un niño tan envidiado que sufrió acoso, quizás por su timidez de entonces y por sus ya marcadas diferencias. Sin embargo, el problema llegó en la difícil edad de la adolescencia o cuando aquel acoso se hizo casi insoportable y el futuro escritor se refugió en los libros, tras descubrir que el mundo de la literatura era más fascinante que el mundo real. Fue también entonces cuando además de refugiarse en infinidad de páginas, empezó a escribir las suyas y cuando, poco tiempo después, también comenzó a estudiar Filosofía y Letras para terminar haciendo la que entonces se denominaba “tesina” sobre el hispánico dandi Luis Cernuda.

Y tras observar este gran puzle sideral que es la vida, me pregunto si, aunque duela y fastidie, a veces –y solo a veces- hay que dar gracias a algunos malotes que se cruzan en nuestro camino, quizás porque sin sus hazañas y el daño y la presión que nos generaron, no seríamos quienes somos porque tal vez no  habríamos tomado las elecciones y los caminos que tomamos. Ahora estoy demasiado saturada como para dar una respuesta a una cuestión que, con toda seguridad, generaría una controversia interesante. Sin embargo, sí dejo por aquí la pregunta junto a la reflexión de que, al menos en el caso de Villena, el dolor y el desarraigo causado por aquellas circunstancias, sin duda forma parte, directamente, de su inclinación por la literatura.

En la rueda de prensa previa a la entrega del premio, con Jesús Martín, alcalde de Valdepeñas, Luis Antonio de Villena, Matías Barchino y Rosa Peñasco.

En cualquier caso, esta presentación ya estaría completada más que de sobra, pero el problema es que mi cerebro, con la dopamina a mil por hora, no está dispuesto a dejar de jugar. Entonces, reconozco que utilizo a Villena como excusa para seguir jugando y doparme alimentando a mi bulímica cabeza, buscadora incansable de sinapsis. Y juego más que nunca: esta vez poniendo en el especial tablero de la Historia, tanto la vida de Villena como la de todos sus personajes. ¿Qué saldrá de aquí? Veámoslo…

Efemérides del día 31 de octubre

Ya sabemos que Villena nació en Madrid el 31 de octubre de 1951 –y conste que no soy yo y sí la red quien ha destapado la caja de Pandora de su edad-. También sabemos que es ateo desde los 16 años, ¡y noble! Pero lo que no había descubierto es que buscando y buscando por los lugares más insospechados, acabé en el santoral, que siempre brinda una pista muy poética -a veces cómica-, sin duda digna de estudio. Porque, curiosamente, el día 31 de octubre se homenajea al único noble de los santos, concretamente a San Alonso Rodríguez que pasó a la historia como: “el noble que siempre está dispuesto a combatir”. Y lo siento, pero en este momento es cuando río sin parar, pensando que es inevitable que también reciba el premio “Vinos Nobles” por culpa de un santo.

A lo largo de la Historia, también el día 31 de octubre ocurrieron muchas cosas, curiosamente relacionadas de manera directa o indirecta, con Villena. Y solo como ejemplo, bastan las siguientes:

  • En el poemario, la prosa del mundo, Villena dedica un poema a Rómulo Augústulo, el último emperador romano de occidente, quizás sin saber que también el 31 de octubre aunque del año 475, Rómulo Augústulo fue proclamado emperador.
  • En 1991 escribió el ensayo “Yo, Miguel Ángel Buonaroti”, pero también un 31 de octubre, aunque del año 1512, se inauguraron en Roma los frescos de la Capilla Sixtina, igual que el 31 de octubre de 1541, Miguel Ángel terminó el mural El Juicio Final.
  • En 2018, Villena homenajeó a Miguel de Cervantes en un youtube, pero también un 31 de octubre, aunque del año 1615, Cervantes dedicó al Conde de Lemos, la segunda parte de El Quijote.
  • El 31 de octubre de 2019, se clausuró la exposición sobre Leonardo Da Vinci, de quien Villena también escribió una biografía.

Acontecimientos del año 1951

Siento decirle a Villena que el año 1951 (MCMLI) fue un año normal que además comenzó en lunes. Fue también el número 1951 de la designación de Era Cristiana, además del noningentésimo quincuagésimo primer año del segundo milenio, quincuagésimo primer año del Siglo XX y el segundo de la década de 1950.

Con carácter general ocurrieron muchas cosas: nacieron Rosa Montero, Ana Belén, Phil Collins, Mercedes Milá, Kárpov y John Stagliano, director estadounidense de cine porno. El 12 de julio murió Juan Alcaide, un querido y conocido poeta de Valdepeñas.

Pero lo más interesante de aquel 1951 es que, de alguna manera, parece que sus personajes fetiche quisieron manifestarse el año en el que nació el escritor. Estuvieron especialmente activos:

  • Cavafis porque su obra empezó a extenderse por el mundo, cuando aquel año se publicó la primera edición inglesa de sus poemas.
  • Respecto a Oscar Wilde, hay que destacar, de un lado, que la editorial Aguilar publicó sus obras completas y Emecé el libro Vida y Confesiones de Oscar Wilde, de Frank Harris.
  • Lord Byron no se quedó atrás, ya que la editorial Ateneo, de Buenos Aires, publicó en 1951 “Obras escogidas”, de Lord Byron, igual que también en 1951 se publicó en Madrid (Instituto Miguel de Cervantes), el libro de Esteban Pujals: Esporonceda y Lord Byron.
  • Cernuda también quiso hacer algo especial aquel año 1951. De hecho, volvió a viajar a México y allí conoció a Salvador Alighieri, un nuevo amor que le inspiró Poemas para un cuerpo que, seguramente, Villena estudió en su tesina sobre Cernuda.
  • Por su parte, parece que Pío Baroja –del que Villena escribió Baroja: anarquista de derechas- no quiso quedarse atrás, ya que fue precisamente en 1951 cuando se le ocurrió presentar su novela “Miserias de la guerra” a la censura. Le subrayaron 533 líneas, en 48 páginas, y tachó 247: por suerte Baroja no corrigió y la novela se publicó intacta décadas después.
  • Maravillosa es la casualidad que tiene lugar con Caravaggio, el pintor preferido de Villena. Porque en la primavera de 1951 se inauguró la exposición Caravaggio y Caravaggeschi. En el espacio de tres meses, más de cuatrocientas mil personas admiraron sus trabajos. De hecho, el éxito fue de tal calibre que Patrizio Airello, décadas después, escribió el libro “Caravaggio 1951”.

Los astros y las tendencias

Puestos a analizar fechas, quizás resulte interesante saber que el día del cumpleaños de una persona también puede proporcionar otro tipo de información sobre ella. Y lo siento, pero como mi cabeza decidió seguir en modo dopaminérgico, sobre todo desde que casi por azar pudiera enterarme de que nació ya pasado el mediodía, jugando y jugando no dudé en introducir la fecha y el lugar en el que había nacido Villena, en la página de artrología www.astro.com. Fue casi mágico ver cómo allí apareció su carta astral, junto a la siguiente semblanza (recomiendo a los más curiosos el ejercicio de mirar los enlaces):

Sol y Luna en Escorpio. Ascendente en Acuario. Urano en la Casa Cinco. Venus en la Casa Siete. Plutón en Oposición al Ascendente. Sol en la Casa Ocho con Saturno en la Casa Ocho y Luna en la Casa Nueve.

Baste decir a modo de resumen y acorde con la información de la página citada, lo siguiente:

Villena es escorpio. Sé que suena a revista de peluquería, pero en este caso no lo es. Y no es por nada, pero teniendo en cuenta el dato es hasta lógico que sea un autor que –entre otros temas, claro está- escriba sobre sexo y erotismo, si pensamos que, de todos los signos solares, escorpio es el que más se identifica con la sexualidad, haciendo que sienta la vida intensamente y se necesite expresar pasión en todo lo que hace.

También resulta curioso su epicureísmo, al menos si tenemos presente que para un escorpio el amor es una oportunidad para el gozo, la alegría y el júbilo. Además, ¡todo debe ser practicado en dosis generosas y con gusto! ¿Y cómo no iba a ser epicúreo si según la página, lo que le interesa es la satisfacción de sus deseos en el aquí y ahora y no otra encarnación o experiencias astrales?

La dualidad a la que me he referido tantas veces tampoco debe resultar extraña, ya que en relación a su tipo psicológico se indica que Villena puede sentirse atrapado por el conflicto entre su necesidad de afecto y cercanía, y su necesidad de intimidad, espacio y libertad para perseguir sus intereses.

Por último y sobre todo para quienes duden de si Villena es auténtico o un personaje impostado hay que decir que un rasgo de su carácter que también arrojaron aquellos datos, es que no intenta esconderse tras máscaras sociales elaboradas ni tras pretensiones de enmascarar quién es y qué quiere. ¡Pero cuidado! Su lengua viperina y su cólera también existen, ya que tiene poca paciencia con la hipocresía y no es adverso a desafiar directamente y, si es preciso, insultar a aquellos que le insultan.

El lado oscuro y la sombra: Mitología y Literatura

No me extraña que Villena escribiera “En lo que a ellos les duele y asusta yo hallé la bondad”, en el poema “La mayoría social, intachable, serena”, del poemario “Asuntos de Delirio”. De hecho, solo la lectura de los títulos de sus trabajos, a buen seguro generarían dolor o miedo en muchos: marginados, la muerte únicamente, la belleza impura, las herejías privadas, diez sonetos impuros, desequilibrios, fuera del mundo, el burdel, huesos de Sodoma, tu piel en mi boca, patria y sexo, malditos, el mal mundo y un largo etcétera…

Sin embargo, hay muchas razones para explicar su atracción a mundos y submundos que otros rechazan de plano y tanto tiene que ver con el especial título nobiliario que le adjudicó Javier Marías como Duque de MalMundo, precisamente por la novela “El mal mundo”, con la que ganó el premio de sonrisa vertical. Una de ellas puede ser el planeta Plutón que rige su signo.

Porque en Mitología, el dios romano Plutón reemplazó al Hades griego que, como es sabido, recibía al barquero Caronte, portador de los muertos que llevaban las monedas en los ojos para poder hacer un buen viaje. Tanto Hades como después Plutón, fueron dioses del mundo subterráneo en cuyo reino se encontraba la morada de los muertos. Y como en los relatos mitológicos, descender al reino oscuro de Plutón es un acto heroico cuya recompensa será descubrir el secreto de la vida y la muerte, y el camino hacia la Luz.

Plutón, de Agustino Carracci. 1592

La energía de Plutón es emocional, intensa, compulsiva y profunda. Es una energía que presiona desde dentro y empuja a ir al fondo de la experiencia como si nos fuese la vida en ello o como, según Cavafis, solo los valientes beben del placer. Por ello, teniendo en cuenta estos datos, es lógico que en lo que a ellos les duele y asusta Villena hallara la bondad porque también es inevitable que le haya atraído la sombra, los prohibido y el lado oscuro según muchos.

Por el hecho de ser plutoniano, Villena es un experto Ave Fénix y, de soslayo, también un poco Bukowsky, ya que según este autor “Hay que morir unas cuantas veces antes de poder vivir de verdad”. En parte y al menos con los datos de la Psicología Mitológica y Astrológica, Plutón solo opera desde el reino de la sombra, aunque para poder sacarlo a la luz hay que proporcionarle alguna vía creativa que ayude a transformar y expresar positivamente tantísimas energías acumuladas, casi siempre compulsivas.

La expresión creativa plutoniana debe entenderse como una sublimación y como la de un poder que da nueva forma a lo que hay dentro: ¡justo lo que hace Villena!

En definitiva, Villena acepta su sombra, reconoce la existencia de esa parte oscura que la mayoría ni ve, ni reconoce y ni mucho menos quiere enseñarle al mundo, quizás porque aceptando la sombra y reconociéndola, después se sumerge en la psicomagia que supone el maravilloso acto poético de comprenderla hasta convertirla en luz.

En otro tipo de entrañas

Me encanta que Villena haya seguido al pie de la letra los consejos de Wilde y solo se haya librado de la tentación, cayendo en ella. Me gusta que como su querido Bayron y por mucho que a veces se empeñe en demostrar lo contrario, como mala persona, sea un completo desastre. También celebro con Cavafis que haya bebido un vino fuerte como beben aquellos que se entregan valerosamente al placer.

Porque sin duda, también es fuerte el premio “Vinos Nobles” con el que Valdepeñas ha querido rendirle homenaje al igual que a otros Premios Nacionales.

Resta por decir que, mientras indagaba sobre Villena, fue gratificante y sorprendente descubrir su relación con La Mancha y con Valdepeñas: Viaje al Parnaso, Agustina, Gregorio Prieto, Francisco Nieva, Paco Clavel, Joaquín Brotons, Jesús Martín, Matías Barchino, Bodegas A7, familia Creis, Juan Alcaide y, a raíz de esta investigación, también con la escritora Rosa Peñasco

Luis Antonio de Villena y Rosa Peñasco en tiempos de Covid

Porque, por si fuera poco, justo cuando estaba terminado de escribir estos folios tuve noticia de que Villena y yo también estaríamos juntos en un próximo poemario, titulado “Las orillas de la esperanza” (poesía recetada) que aun no ha visto la luz. Definitivamente:

¡Cuando la vida se pone casuística y casualmente folclórica ¡no hay quien la aguante!

Rosa Peñasco

No sé si al final logré desentrañar un poco a Villena, pero como he dicho una y otra vez, hay que puentear la desgracia de que ¡Falten Quevedos! En cualquier caso, aprendí mucho y me lo pasé genial tras aceptar el reto de intentar hacerlo: ¡y no están los tiempos como para desperdiciar dopamina, serotonina y un buen juego que nos engrase las neuronas!

Pero sobre todas las cosas, me sentí feliz con el resultado de que Villena sí se haya quedado a vivir un poco y para siempre, en las entrañas de las tinajas de Valdepeñas.

Luis Antonio de Villena y su poema, en las entrañas de las tinajas de las bodegas A7

Rosa Peñasco (www.rosapeñasco.com)

Las Thelma y Louise de La Mancha

Me impactaron tanto que, cuando allá por 2011, conocí a las hortelanas Ana y Mariví sentí que, tal vez por mi deformación literaria, un montón de adjetivos se pusieron a bailar por mi cerebro, rebeldes, expansivos y con ánimo de encontrar el que mejor las pudiera definir.

Además y para desesperación de mi hemisferio izquierdo que, como el de todos, es experto en contar, pesar, medir, colocar y encasillar, personalmente  fui incapaz de etiquetar a semejante tándem y fuerza de la naturaleza. Es más: viendo que aquellas mujeres rompe y rasga eran auténticas, limpias de corazón, de gran intuición y sabiduría innata, magas de la tierra y ecológicas de verdad y no de boquilla y tanto por convicción como por devoción, en aquel caos adjetivo-cerebral solo atiné a decir: “sois muy modernas” (con algún vino de más, la frase nos ha hecho reír a las tres durante años, por cierto). Después, rematé mi anterior desbarre con el apodo que ni corta ni perezosa les coloqué entonces y no les arrebataré jamás: “Ana y Mariví: vosotras sois las Thelma y Louise de la Mancha”.

Ana y Mariví, de Moral de Calatrava, se conocían desde niñas, pero la vida, después de empujarlas para que cada una viviera la suya, con sus infiernos, recorridos vitales, crisis y aciertos, decidió juntarlas de nuevo cuando ya se habían convertido en  grandes seres humanos, de esos que no conocen el encefalograma plano del alma porque han sabido vivir con una dignidad apabullante la gloria y el infierno vital. Y nunca me canso de decir, a lo manchego, que el Universo no da puntá sin hilo, ya que tras pasar las dos por el sector textil, el destino no las juntó en un momento cualquiera, sino en plena crisis económica de 2008 y siguientes, con el paro, la ruina y la desesperanza pisándole los talones.

Sé que mi deformación literaria puede empeñarse en dar a su particular encuentro un carácter bucólico y romántico, pero cuando Ana y Mariví, ya al borde de la depresión caminaban contándose sus problemas, se detuvieron al pasar por la casa de la abuela de Ana. Inevitablemente, Ana recordó el huerto de la abuela en el que pasaba todos los veranos correteando entre las enormes plantas de alcachofas, las escandalosas sandías y calabazas que rompían la tierra cuando brotaban del suelo y como queriéndose abrir paso desde territorios de ultratumba y los cardos borriqueros que adornaban con su color morado aquel pequeño vergel que alegraron sus meriendas de pan y chocolate y, sobre todas las cosas, de la orilla de pan de pueblo, abierta y ahuecada a propósito tras ser despojada de su miga para después llenarla de aceite de oliva virgen, sal y tomate del de verdad que se espachurraba y mojaba con la misma miga que antes se había extraído.

Al fin y al cabo, toda la vida adulta está determinada de alguna manera por la niñez, y un arrebato de nostalgia llevó a Ana a querer entrar en aquel sitio ruinoso y deshabitado desde que murió su abuela hacía ya muchos años. Como ni una ni otra tenían nada que perder ni nada mejor que hacer más que pasear y desahogar su desesperanza, fueron a casa, cogieron la enorme llave de aquel portón que en La Mancha conocemos como “la portá”, giraron la tranquilla y al tiempo que se abría insolente la infancia de Ana y de paso la de Mariví -pese a su fuerte carácter es una de las personas más sensibles y empáticas que conozco-, se abría un muro casi ruinoso, una antigua casilla que también parecía derruirse por momentos y el que antaño fue un huerto y ahora era un terreno seco, empeñado en coleccionar y cubrirse de malas hierbas.

Las dos mujeres respiraron y lloraron para desahogar la difusa emoción, junto al profundo respeto a los ancestros que parecían presidir, incentivar y aplaudir aquella entrada y hasta la sensación de que el tiempo era un enemigo cruel que no daba tregua a nada y a nadie. Después y con la misma complicidad de Thelma y Louise, a quienes bastó una mirada para decidir volar por el Cañón del Colorado y liberarse de esa opresión que las estaba cercando hasta asfixiarlas, Ana y Mariví tampoco pronunciaron palabra en aquel momento: simplemente se miraron, asintieron y cogieron unas azadas oxidadas que había en aquel lugar para disponerse a limpiar las malas hierbas que tapaban y asfixiaban una tierra más roja que la del famoso cañón. Y cavando limpiaron la infancia, el presente y el futuro, pero sin saber que aquel gesto, casi inconsciente, cambiaría sus vidas para siempre…

Por cierto: en este video puedes ver que estamos muy locos cuando se trata de ensalzar a estas rompe y rasga manchegas…

No habría espacio ni tiempo para explicar cómo después de aquello sufrieron de lo lindo cuando, ni cortas ni perezosas, se decidieron a aprender el difícil arte de la agricultura: los riegos, la programación de los cultivos de invierno, primavera, verano y otoño, el intercambio de pareceres con agricultores locales, la recolección y guarda de semillas ancestrales a punto de desaparecer, la magia del barbecho, las gallinas que también llegaron para dar huevos camperos de verdad y no como los que con esa etiqueta nos venden en los supermercados y, sobre todas las cosas, el cuidado de aquel huerto que, con no pocos sinsabores pero con infinidad de tesón y amor, las Thelma y Louise de la Mancha sembraron en ecológico, respetando el ciclo orgánico de todo el proceso, agachándose una y otra vez (Ana y Mariví no tienen tractor y tal vez no sería mala idea hacer un crowdfunding -la colecta de toda la vida- para comprarles uno de segunda mano), y siempre venerando a aquella abuela que, como ellas, no se acercó ni de lejos a herbicidas, pesticidas y fungicidas…

Después de aquello vinieron otros huertos, grupos de consumo que se fueron formando en lugares de toda la provincia de Ciudad Real, trabajo extenuante de las dos para poder abastecer a las cada vez mayores demandas, baile entre producción y barbecho, granizo y lluvia que en un segundo aniquilaba el trabajo de un año, repartos diarios con “La Serena” o la incansable furgoneta de tercera mano por las tardes en distintos pueblos y, como la vida misma y su caprichoso devenir, muchos cambios de personas, pareceres y lugares. Sin embargo, con sus virtudes y defectos y sus errores y aciertos, solo hay una realidad que no ha cambiado en todo este tiempo: Ana y Mariví que, pese a muchas decepciones, han mantenido su pureza original y son admiradas en la provincia, precisamente porque nunca han dejado de cultivar en ecológico. Pero, ¡cuidado!, “eco” o “bio” de verdad y –una vez más- no como lo que nos venden en los supermercados haciéndonos picar comprando productos con dicha etiqueta que, a la larga, de orgánico a veces no tiene ni el envase.

Confidencias y comida de amigos en el huerto…

Ellas me han enseñado por qué la agricultura es cultura: alrededor del campo y sus misterios existen cantidad de registros que deben conocerse y guardan, además, una estrecha relación con el firmamento mismo, haciendo que el micro y el macro y lo de arriba y lo de abajo, sean la misma cosa. Además, de sus «Ecomorales» (reuniones una vez al año en el huerto, con mercadillo agroecológico, fiesta, cultura y amigos) han surgido grandes amigos y ellas son como un imán que ha juntado a gente afín en toda la provincia de Ciudad Real, haciendo sinergias en pro de otra manera de vivir y pensar.

Sin duda, las Thelma y Louise de La Mancha han sido y son mucho más que hortelanas: son pioneras, son pegamento, son antena que ha sabido captar una energía difusa, reconcentrando en sus personas una nueva manera de vivir y pensar que estaba pendiente de juntarse para materializarse. Ellas son opuestamente complementarias: Ana la dulzura y la suavidad; Mariví el carácter fuerte que esconde con gritos una sensibilidad insoportable. Juntas son legión. Juntas crean y se recrean, sin saber, en creer, construir y no destruir. Juntas van repartiendo, alegres como el pan de los pobres, alegría, clorofila, salud y cultura allá por donde van. Y a más actividad, más expansión, más cultura, menos ombligo y más apertura de mente y de corazón…

Muchas veces he pensado que su extrema pureza puede incomodar en ciertos momentos porque, solo con su presencia, sin querer ni proponérselo se convierten en un espejo que contrasta con la snob etiqueta de ecologista que se adjudican quienes, sin rubor, se llaman así al tiempo que compran su lechuga en la Conchinchina y no en el agricultor local. Por no hablar de quienes les han cuestionado la diferencia de tamaño de las patatas porque ya han olvidado que es la tierra la que manda y no esa manipulación genética que se hace a los alimentos para que con su aire plasticoso queden brillantes, clónicos, bonitos e iguales en las estanterías. Y, lo que es peor: probablemente también son un espejo para quienes presumiendo de ser “eco”, desgraciadamente han olvidado respetar los ciclos de la tierra porque, como decía la famosa canción, quieren comer naranjas en agosto y uvas en abril.

Al vivir –para mi desgracia- en Madrid, las Telma y Louise me han entregado las cestas de verduras en los momento y lugares más insospechados: cocheras, cunetas, en un kilómetro determinado, bares de carretera y hasta en La Universidad. Es verdad que estas aventuras nos han acercado más y han formado parte de nuestro particular currículo vital que va creciendo, cuajado de vida, sueños, pena y risas, al tiempo que crecemos nosotras. Las aventuras son múltiples: rústicas y urbanas, brutas y sublimes, etéreas y telúricas, dolorosas y divertidas. Y siendo así, no es extraño que me diera por entrevistarlas en radio UNED para Radio3 porque como “Emprendedoras del siglo XXI: vuelta a las raíces”, Ana y Mariví siempre serán, sin duda, un ejemplo de reinvención, de resiliencia y, a la larga, un referente para muchos.

Ojalá y pudiera acceder a sus productos de una forma más fácil: de hecho, no me cuesta afirmar que si estuvieran en Madrid les habrían quitado las acelgas de las manos y habrían garantizado como fuera su continuidad y seguridad porque, en un lugar en donde todo está desnaturalizado, la naturalidad y naturaleza de las hortelanas se valoraría como el Maná y se pagaría a precio de oro. Y este hecho no deja de sorprenderme porque contrasta con la poca valoración que sufren a veces en un entorno rural, aunque ya sabemos cómo funcionamos como seres humanos: desgraciadamente, muchas veces no valoramos los tesoros que tenemos cerca y solo reparamos en ellos cuando los perdemos.

Para mi desgracia, no siempre tengo acceso fácil a sus manjares, pese a que directamente –y lo digo con convicción- sé que cambian la energía del cuerpo y del alma de quien los come porque son una auténtica inversión en salud y no los seguros de ídem que venden por ahí. De hecho, no me da rubor confesar que Ana y Mariví han sido una ayuda incalculable en lo que a la mía se refiere, ya que en momentos de rayar la enfermedad por culpa del estrés y el descuido por la mala alimentación (cuidarme es, desgraciadamente, mi gran asignatura pendiente y ni la locura de escribir ni la de vivir en Madrid me son de gran ayuda), ellas siempre han estado ahí para rescatarme de lo peor. Incluso cuando me diagnosticaron cáncer, jamás olvidaron ni una sola semana llenarme la cesta de brócoli, romanescu, kale y mil manjares completamente alcalinos que ayudaron a limpiar y a sanar mi cuerpo, justo en un proceso tan crucial como aquel…

Pero su desvelo no solo me ha beneficiado a mí: salvo que se esté ciego-a o se sea un desagradecido-a, el respeto a estas mujeres puede cortar el aire cuando se observa, cómo durante el extenso confinamiento trabajaron más que nunca para que a nadie le faltara su cesta de verduras frescas. Porque junto al enorme trabajo de arar (sin tractor), sembrar, podar, regar, recolectar, cuidar las gallinas y los huevos, preparar cientos de cestas y conducir por las tardes a cada pueblo en el que hay un grupo de consumo, las Thelma y Louise de La Mancha no dudaron en ampliar mucho más su ya de por sí inmensa jornada laboral, para acercar una a una y al domicilio particular de cada cual la cesta correspondiente, precisamente en aquella época en la que ni había de todo, ni se podía ir a comprar con total libertad…

Por eso, ahora que ha pasado casi una década de aquel encuentro mágico, echo la vista atrás y, pese a su toque delirante, mantengo contra viento y marea lo que dije al principio: Ana y Mariví, sin imposturas, sin etiquetas y sin saberlo, son unas modernas de la vida que como los ancestros, los chamanes y las generaciones más jóvenes, saben instintivamente que el planeta es limitado y hay que cuidarlo y venerarlo para que siga siendo nuestra casa. Pero son además dos mujeres rompe y rasga: ¡son las Thelma y Louise de la Mancha!

Por suerte para mí, estas grandes mujeres no han dejado de crecer en mi corazón, hecho que contrasta con el habitual efecto corrosivo del tiempo que, tras el flash y la fascinación inicial que se siente al conocer a alguien, suele deshacer y hasta destruir la imagen de quien un día nos encandiló…

¿Pero cómo no quererlas? ¿Cómo no admirarlas? ¿Cómo no respetarlas hasta el infinito? ¿Cómo no agradecerles su labor y su enorme trabajo? Sería injusto y necio no hacerlo porque la salud y el bienestar de muchos manchegos, depende de estas magas de la tierra. Así que, desde aquí, solo puedo decir: ¡Gracias, amigas! ¡Gracias, herMAGAS!

¡Ah!, me despido honrando a estas mujeres como mejor sé hacerlo: con la creatividad, concretamente con El rock de las hortelanas que compusimos Juan y yo y después grabamos en un CD repleto de canciones para ellas que, no exentos de coña, titulamos “Festival de Agrovisión”. Por favor, poned soniquete de rock porque estos acordes, ¡son para las Thelma y Louise de La Mancha!

¡Ah! Y no olvidéis que podéis hacerles vuestros pedidos de verduras ´mágicas, en el teléfono: 620558481

EL ROCK DE LAS HORTELANAS

Al huerto de El Moral hemos llegado ya,

para sembrar ajos y muchas cosas más.

Después de cavar, después de sembrar,

comiendo las gachas vamos a brindar

por dos bellas hortelanas,

llamadas Mariví y Ana,

las moraleñas, yeyeyeye…

(Estribillo)

Bendita la abuela que dejó esta huerta: ¡un brindis y olé!

Cuidemos la tierra que da su cosecha: vamos a comer…

Por las hortelanas, Mariví y Ana, salud a tutiplén.

Hay también quien se dedica a apadrinar

una gallina clueca o un gallo:¡qué más da!

Porque lo importante es poderse cenar

una tortilla eco,acelgas y un buen pan.

La conexión es posible,

entre alma y comestible con vuestro amor.

(Estribillo)

Bendita la abuela que dejó esta huerta: ¡un brindis y olé!…

Cuidemos la tierra que da su cosecha: vamos a comer…

Por las hortelanas, Mariví y Ana, salud a tutiplén.

El grupo de consumo ya va fenomenal,

se ha creado una red de conciencia y mucho más,

pues todos sabemos que no envenenarán

este precioso huerto 100% natural

porque con estas comidas, no absorbemos pesticidas

ni otros venenos, yeyeyeye…

(Estribillo)

Bendita la abuela que dejó esta huerta: ¡un brindis y olé!…

Ana y Mariví: ¡sois AJOJOJONANTES!

Homenaje a José Luis Cuerda: hay Cuerda para rato…

¡Hay «Cuerda» para rato!

Hoy se ha ido un grande, tan grande que a golpe de carcajadas se desdibujan sus contornos para convertirlo, por los siglos de los siglos, en un Ser enorme.

No hay palabras para definir a José Luis Cuerda. Solo puedo decir que su contribución al mundo del humor ha sido de tal calibre que, aunque él haya decidido dejarnos a dos velas, hay cuerda para rato…

Amable, afable, Inteligente, Surrealista, Manchego: gracias mil, José Luis Cuerda…

Personalmente no quiero repetir tantas y tantas cosas que se han dicho ya porque como repita lo de contingente y necesario, es capaz de aparecerse por el lado contrario al que siempre sale el sol para llamarnos cansinos…

Sin embargo, sí quiero darle las gracias porque no sabe cuánto me ayudó a la hora de escribir mi ensayo, aún inédito, titulado «El misterioso caso del humor manchego». Y os lo voy a contar…

El misterioso caso del humor manchego

¿Cómo convencer al gran público de que el humor manchego, aunque se produzca en una región tan particular como La Mancha, es del todo universal? Yo estoy más que convencida, pero soy manchega y no tiene mucho mérito mi convencimiento…

Este fue el dilema que se me planteó cuando comencé a escribir este ensayo, aun inédito. Y lo que Cuerda no ha llegado a saber es que, gracias a él y desde la primera página, pude justificar esta universalidad, gracias a «Amanece que no es poco»: la película más surrealista de todos los tiempos…

De hecho, las primeras páginas de «El misterioso caso del humor manchego», son así:

Título de la foto: QUIJOTE LUCHANDO CONTRA EL GIGANTE DE LAS GRANDES PETROLERAS

Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?

-¿Qué guarrada está usted pensando, padre?

-Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama, ¿eh?

 Amanece que no es poco

Más de treinta años han pasado de esta frase apoteósica de la película “Amanece que no es poco”, que sigue en la memoria colectiva. La creación del manchego José Luis Cuerda fue y sigue siendo calificada por la crítica, de manera unánime, como universal, intemporal, además de “la película más surrealista de todos los tiempos”.

Sin embargo y pese a precedentes como este, más allá de una “retranca socarrona” o del estereotipo del paleto exacerbado o del inculto labrador, poco se ha analizado qué tiene o en qué consiste el humor manchego o una risoterapia que nace de un lugar del que bien merece acordarse.

Pero acordarse de un lugar, no guarda relación con el hecho de que el humor manchego pudiera resultar regionalista o localista, y sí, sorprendentemente, ser un fenómeno tan universal como el dúo Quijote-Sancho, los sonetos de Quevedo, las películas de Almodóvar o el club de «Amanecistas», fans de «Amanece que no es poco» y del maravilloso surrealismo de José Luis Cuerda.

Algo pasa en La Mancha

Créame: algo pasa en La Mancha… Algo pasa, al menos, en lo que al sentido del humor se refiere. De hecho, no deja de resultar significativo que además de cineastas como Cuerda o Almodóvar, ambos manchegos y surrealistas a su manera, gran cantidad de humoristas de este país también han sido o son manchegos. Solo como ejemplo: José Luis Coll, José Mota, que también fue la mitad del conocido dúo “Cruz y raya”, Mari Carmen y sus muñecos, Millán Salcedo (Martes y Trece), «La hora chanante», “Muchachada Nui” y, entre otros muchos, Pablo Chapella, Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla y Julián López.

Ante hechos así de incuestionables ha llegado el momento de analizar en profundidad “El misterioso caso del humor manchego”, quizás aprovechando el incentivo que supone la nueva película “Tiempo después”, también de José Luis Cuerda, con la innegable continuidad del surrealismo eterno de “Amanece que no es poco”.

¿Surrealismo? ¿En La Mancha? ¡Qué va! Jijijijiji

La justificación de este ensayo, titulado «El misterioso caso del humor manchego»es pues, múltiple, ya que en sus líneas se investiga el carácter de los manchegos, para llegar, con un baño continuo de comicidad, a las profundidades y los porqués de un tipo de humor que jamás ha sido analizado, pese a que despierta las carcajadas en personas de los cinco continentes. Y además, desmontando mitos y estereotipos, ya que el manchego no es un humor rural como muchas personas creen.

¡Todo lo contrario! En mi opinión, si hubiera que tener en cuenta un ingrediente esencial del engranaje que genera el humor manchego, sin duda el delirio sería el elemento fuerte e indispensable de esa receta. ¿Por qué? Pues porque La Mancha es un lugar en donde lo normal, es lo no normal.

El delirio manchego que arranca las carcajadas y surge de las mezclas imposibles

Quizás también porque los manchegos somos expertos en mezclas imposibles, ya que, siquiera inconscientemente y haciendo un gran ejercicio de inteligencia emocional, no se nos ha ocurrido otra cosa que puentear los dramas, recurriendo al exceso más barroco que se pueda imaginar –y conste que soy consciente de que esta frase ya es un exceso de por sí-.

Y así: drama, más salto entre los extremos de tierra y aire o tipo Sancho y Quijote, dan como resultado un delirio insoportable que es del todo universal. ¿Qué no? ¿Tiene usted miedo a la muerte? ¡Pues puentee la angustiosa sensación de estar con un pie aquí y otro en el más allá, apurando sus cañas!

¿Todavía no crees en el delirio manchego que surge tras mezclar extremos casi imposibles para puentear un drama? No importa: aquí va otro ejemplo…

Por si alguien lo desconoce, he de decir que también es manchego, concretamente de un pueblo de Ciudad Real llamado Bolaños de Calatrava, el conocido roquero Rosendo Mercado que en sus orígenes formó parte del grupo “Leño”. Y no sé si será simple casualidad o no, pero delirante es, sin lugar a dudas, el concierto que dio el cantante en 2016, a petición de la embajada española en Australia, frente a la tumba de un monje del siglo XIX que también se llamó Rosendo. ¡Y todo grabado con un dron por los monjes de la abadía!

Sí, nuevamente has leído bien: ¿Te imaginas a Rosendo, con su pelo salvaje y largo, en la solemnidad de una abadía australiana, cantando y tocando su rock duro frente a la tumba de un misionero gallego del siglo XIX que también se llamó Rosendo? ¿Entonó “Locos por incordiar”? ¿Hay mayor mezcla imposible y mayor exceso y barroquismo?: Rosendo, rock, abadía, Australia, misionero, tumba, muerte, siglo XIX, más Rosendo, dron… ¿Alguien con gran imaginación, soñando o en plena borrachera hubiera podido idear un delirio semejante?

Tras este ejemplo totalmente real que demuestra que no exagero cuando tacho de barrocos y exagerados a los manchegos, expertos en generar inconscientemente un delirio desternillante con el insoportable barroquismo que surge de las mezclas imposibles y después de analizar nuestro carácter y las razones del delirante y particular tipo de humor que destila La Mancha, “El misterioso caso del humor manchego” finaliza con un largo capítulo, repleto de casos prácticos, en el que se ponen de manifiesto “Veinte tipos de humor manchego y una conclusión inesperada”.

TIPOS DE HUMOR MANCHEGO

No sé por qué pero, aunque existen muchas más, hay cinco realidades que en mayor o menor grado despiertan risa y se me antojan universales. Supongo que guardarán una estrecha relación con la naturaleza y esencia del ser humano porque, desde la China a la Conchinchina, en cualquier país y continente, la mayoría de la gente suele reírse de estos cinco bloques que, brevemente, y aprovechando para homenajear al albaceteño José Luis Cuerda con ejemplos de «Amanece que no es poco», la película más surrealista de todos los tiempos, son los siguientes:

1º) LA TIERRA que nos sostiene con sus variantes y según paisajes o cultivos. Y así, son comunes los chistes sobre la siega, la siembra, la vendimia o el vareo de aceituna, por ejemplo.

Hi, labrador, you know, nosotros somos, eh, jovenes estudiantes de la Universidad de Eaton, ehh, y estamos preparandonos para ser, ehh, futuros líderes, eh… que ejercen el poder omnímodo…eh, usted viejo labrador, sabe si el sacerdote dejará, ohh, que entremos a la celebración de la Santa Misa.

-¡Qué lástima! Yo no puedo contestarles. Yo soy un hombre muy primario. Estoy sujeto terriblemente a las pasiones. No pienso casi. Cualquier cosa que les dijese sería una tontería. Yo lo que más hago es… siempre con putas, eso sí. También bebo una gotica.

Amanece que no es poco

2º) LA MUERTE, que se encuentra en el extremo opuesto y da lugar a una huida total de la tierra, generando no menos chistes que el propio suelo.

-¡Se me está muriendo divinamente, te lo juro! Tenía ganas de que vinieras para poder decírtelo. Puedes estar orgulloso, ¡de verdad! De los años que llevo de médico nunca había visto a nadie morirse tan bien como se está muriendo tu padre. Qué irse, qué apagarse, con qué parsimonia. Estoy disfrutando que no te lo puedes ni imaginar…

-¿Y él sufre?

-A la fuerza, seguro que sí, ¿no ves que se le está yendo la vida?

Amanece que no es poco

3º) EL SEXO.

Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?

-¿Qué guarrada está usted pensando, padre?

-Déjate, déjate, que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama ¿eh?

Amanece que no es poco



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4º) LA ESCATOLOGÍA

-Como tenía la quemazón esa en el culo, me pasé por casa del médico para que me echase un vistazo, pero no estaba.

Estaba con mi padre, que se ha muerto.

Ah, pues eso sería. El caso es que su mujer se empeñó en coserme la culera del pantalón y cuando me vio en pelota…eh, ten en cuenta que como los calzoncillos eran de nylon azul, con el fogonazo, vistos y no vistos. Total, que me excité y con el miedo de arder otra vez, no supe decirle que no y yacimos… Amanece que no es poco

Cuento: el pedo Farton.

5º) EL HUMOR CRUEL que se ríe de las caídas, traspiés, errores cometidos,  defectos del contrario y, simplemente, de las minorías y las diferencias.

Oye: tu hijo es muy negro.

¡Pues si le ves las ingles!

-Tranquilo hijo, tú no eres negro: tú eres minoría étnica.

Sí, minoría étnica, pero negro como un tizón.

Amanece que no es poco

¿EL ACEITE PIERDE HITCHCOCK!

Cinco tipos de humor que son universales y también se dan en el humor manchego, pero con el matiz de que, aunque en un principio pueda parecer que posee carácter regional por su referencia a un territorio que en este caso es La Mancha, afecta a muchas personas por contagio o por expansión y se convierte en universal por el especial ingrediente que es el delirio.

Delirio que, gracias a José Luis Cuerda, ha podido ser conocido por todos.

Examen. Tomad nota de las preguntas.

Las ingles: su importancia geográfica. ¿Son verdad las ingles? Historia de las ingles. Las ingles en la antigüedad. Las ingles de los americanos. ¿Cómo hay que tocar las ingles? El ruido de las ingles. Las ingles más famosas. Las ingles y la literatura. Un kilo de ingles. Las ingles de los niños. Las ingles y la cabeza: relación si la hubiera. Las ingles en Andalucía y el clavel. Teoría general del Estado y las ingles. Las ingles negras. ¿Hay una ingle o hay muchas ingles? Las ingles de los actores. La ingle y Dios. No ha nacido todavía la ingle que me domine. Las ingles descabaladas: su porqué. Las ingles putas. Dibujo a mano de las ingles. ¿Es carne la ingle? El jaque a la ingle. ¿Satisface hoy en día una ingle? ¿Qué ingle? Contestad a las preguntas…

Amanece que no es poco

Delirio que, en parte gracias a él, he podido plasmar en este ensayo sobre «El misterioso caso del humor manchego» que espero pueda ver pronto la luz. Delirio que me ha enseñado este gran maestro del surrealismo, para poder expandir nuestra esencia manchega y quijotesca.

Y no es teoría. Aquí puedes ver mi monólogo sobre: «El humor y surrealismo en La Mancha o el lugar en donde lo normal es lo no normal», en la «Cata del vino nuevo y anochecer poético», organizada por el manchego grupo artístico-literario «El Trascacho».

Brindar por el humor….

Por tanto, una vez más: ¡va por ti, Maestro!

Aunque hayas decidido ir a rodar a otros lugares, estás siempre en mí…

Tu legado es tan enorme que vuelvo al principio:

«Hay Cuerda para rato»

Desde aquí, ¡un abrazo a todos los Amanecistas»

Como decía Rosendo, prometo estarte agradecida…

¿Qué significa «gracias»?

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Justo ahora, que tras la presentación de mi libro número 11, titulado «Interesa, siete moradas, siete chacras y energía kundalini en Teresa de Jesús», tengo necesidad de llenar esta página con miles de emoticonos cruzando las manos, de esos que a la mayoría nos parece que indican gratitud, me llama mucho la atención que sobre la palabra «Gracias», la RAE, que a su vez nos remite al DRAL, no indica qué significa, ya que nos sitúa, directamente, en la palabra «Gracia».

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¿Y qué significa «Gracia»?

Y sí, «gracia» es, entre otras muchas cosas: 1. f. Cualidad o conjunto de cualidades que hacen agradable a la persona o cosa que las tiene. 2. f. Atractivo independiente de la hermosura de las facciones, que se advierte en la fisonomía de algunas personas. 3. f. Don o favor que se hace sin merecimiento particular; concesión gratuita. 4. f. Perdón o indulto. 5. f. Potestad de otorgar indultos. 6. f. Afabilidad y buen modo en el trato con las personas. 7. f. Habilidad y soltura en la ejecución de algo. Baila con mucha gracia. 8. f. Benevolencia y amistad de alguien y un largo etcétera que omito para no hacer pesada esta entrada…

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Sin embargo, es evidente que gracia y gracias no es la misma cosa. Todos lo sabemos desde nuestro interior: una cosa es un don o una gracia y otra cosa es decir gracias, después de empaparnos de actos ajenos que nos llenan de plenitud.

Y el asunto es grave porque hoy por hoy, tengo verdadera necesidad de agradecer; sobre todo tras la presentación de mi último libro, el número 11, el pasado 11 de enero. Se trata, como ya he indicado varias veces, del libro de poesía mística del siglo XXI, titulado «InTeresa: siete moradas, siete chacras y energía kundalini en Teresa de Jesús».

¿Y cómo no agradecer? Para empezar, conté con la ayuda inestimable y desinteresada del Grupo artístico-literario «El Trascacho» que son unos cracs en cuestiones de sonido, focos, cariño y, en general, en la puesta a punto de cualquier decorado.

Divertida foto con mi amigo Juande, del grupo artístico El Trascacho.

También conté con el apoyo del Ayuntamiento y con las bellas palabras de quienes presentaron el libro (Jesús Martín -alcalde de Valdepeñas y poeta-, Vanessa Irlia -teniente alcalde de Cultura y una gran mujer- y Cristina Galán -poeta y Directora de Ateneo Territorio Mancha-).

Hubo muchos fotógrafos espontáneos, pero la gran sorpresa fue el maravilloso punto de vista de la joven fotógrafa Irene Caminero: ¡es una crac de la que estoy segura vamos a oír hablar porque nadie como ella ve las cosas desde un ángulo tan particular!

Maravilosa fotografía de Irene Caminero: ¡un punto de vista único!

No faltó la ayuda de los buenos amigos para el asunto del ambiente y el decorado monacal que creamos en la maravillosa sinagoga del siglo XVI en la que el acto tuvo lugar: muebles, reclinatorios, velas, candelabros y gregoriano. Fue inevitable que más de uno hiciera la broma de turno…

La imagen puede contener: 2 personas, incluido Santiago Martinez Diaz
Los grandes Manoli y Santi haciendo el chorra…

Además los amigos se encargaron de repartir vino de misa con pastas y, por si fuera poco, también me regalaron flores. Pilar, Ángel, Jesús, Teresa, Diego, Ana, Mariví, Juan y Carmen (mi súperhermana sin la que nunca podría liar estos saraos), Ana -de Agés- y mi compañero, el gran artista Juan Up, que además hizo la maravillosa portada del libro.

Nunca sin mis amigos…

Y claro, con tanto amor la liamos parda bebiendo, cenando y queriéndonos…

La alegría de la huerta manchega con las estupendas escritoras Victoria Camacho y Cristina Galán, las dos de Territorio Ateneo Mancha.

Maritina, Juan y Santi: décadas queriéndonos…

Estoy emocionada también con las buenas críticas de la prensa, la radio y la TV, con los regalos de mi prima Pili y la asistencia de mi prima Jose y, sobre todo, con la asistencia masiva de amigos y conocidos: desde amigas de infancia como Ana, Gloria y Maite, a conocidos de otros ámbitos muy dispares y, en general, asistencia masiva de valdepeñeros que llenaron aquel aforo y respondieron con implicación, aplausos, dedicación y compra de libros.: ¡que viva La Mancha que nos parió!

Visto lo visto, ¿a quién le extraña mi agradecimiento?

Sentir gratitud

Está claro que si no expreso este amor que me revienta el pecho me va a dar algo, así que he buscado en el DRAE la definición de agradecimiento, pero se resume en un lacónico «Acción y efecto de agradecer». ¿Total? No tengo más remedio que seguir tirando del hilo y buscar en el mismo Diccionario qué significa la palabra «agradecer». ¡A ver si esta vez tengo más suerte!

Tres son las acepciones para el DRAE, sobre «agradecer». A saber:

1. tr. Sentir gratitud. 2. tr. Mostrar gratitud o dar gracias. 3. tr. Dicho de una cosa: Corresponder al trabajo empleado en conservarla o mejorarla.

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Y sí, ya se van pareciendo estas definiciones a lo que siento por dentro, aunque falta el matiz: Si el diccionario habla de «sentir gratitud», ¿qué será «gratitud?». Voy a comprobarlo…

¡Eureka! Gratitud es un sentimiento, tal y como me late por dentro esta necesidad de decir «gracias». Y así, «gratitud», según el DRAL, es: 1. f. Sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.

Nuestra educación emocional es tan pésima que muchas personas creen que dar las gracias o expresar la gratitud es un acto de debilidad. Sin embargo, es todo lo contrario: fuera de diccionarios, muchos son los que creen que dar gracias por un sentimiento de gratitud genera cientos de consecuencias positivas que a su vez atraen cosas más positivas aún…

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Llegados a este punto, necesito dejar claro que quiero dar las gracias una y otra vez a Valdepeñas porque se ha volcado en la presentación de «In Teresa», mi libro número 11. Y si los valdepeñeros se han volcado en este libro, yo no puedo evitar tener un sentimiento «que me obliga a estimar el beneficio o favor que me han hecho».

Es difícil asimilar el largo viaje que según la gramática hay que hacer para dar las gracias a alguien por algo cuando, precisamente, dar las gracias libera una buena onda qué para qué, ya que quien las da siente un equilibrio interno al reconocer a quien le ha hecho bien. A su vez, el que ha hecho bien se siente reconocido y siente necesidad de volver a hacer bien….

Creo, en definitiva, que agradecer es amar y el amor no entiende de ocultismos y tapujos: si no se expresa lo que se siente, se queda dentro y se enquista. Y no, eso sí que no…

Prometo estarte agradecida

En fin: analizando este post veo que se está quedando un poco dulzón y los últimos estudios demuestras que no es bueno tomar azúcar. ¿Entonces? Doy un giro a todo esto para agradecer sin caer en lo empalagoso, echando mano del toque de rock del gran Rosendo Mercado.

Y ahora sí que sí, entonando con el pelo al viento, se me llena la boca diciendo: ¡gracias Valdepeñas! ¡Prometo estarte agradecida!

Rosendo en barro por el gran artista Juan Up (esculturapersonalizada.es